Una de las cosas que más pavor da cuando sabes que irás al dentista, es esa jeringa terrible, enorme, y que sientes que te va a atravesar la mandíbula cuando te van a anestesiar para hacerte algún procedimiento. Pero esas pesadillas provocadas por las jeringas odontológicas pronto terminarán gracias a Gabriela Ruvalcaba Llamas, estudiante de Diseño Industrial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes
Su idea principal era crear una herramienta odontopediátrica, esto como parte de su tesis de investigación, y lo logró al crear una jeringa de anestesia de prolipropileno. Su prototipo se denomina Carpous, y lo que desea con él es reducir la fatiga de los odontólogos que aplican entre seis y siete anestesias por día, forzando muchas veces para ello los músculos de sus dedos, muñeca y antebrazo.
El polipropileno fue el material elegido para elaborar esta herramienta, es resistente al calor, por lo cual puede meterse a una autoclave para ser esterilizado, además está hecho en colores llamativos, pues recordemos que está pensado para ser utilizado en pacientes pediátricos, y por lo tanto lo que se desea es que los niños lo vean como algo atractivo y no algo que cause temor.
Al ser una herramienta nueva, es lógico que entre los odontólogos de más experiencia cause una resistencia natural al cambio, y por el contrario, las nuevas generaciones están dispuestas a probarlo dentro de los consultorios.
Gabriela Ruvalcaba ve en Carpous el inicio de una carrera en la investigación en su área de diseño industrial, y su siguiente paso es hacer una maestría en innovación en el extranjero para prepararse mejor y seguir descubriendo las necesidades en diferentes ámbitos y procurarles una solución.
Volviendo a la herramienta, Carpous se compone de cuatro piezas y se utiliza un molde de inyección para crearlos, su vida útil es de hasta 10 años, su precio de comercialización será de mil pesos, y se invertirán de manera inicial 35mil pesos para fabricar 94 piezas.
Es curioso como los proyectos de titulación desembocan a veces en productos que potencialmente podrían facilitar la vida de muchos profesionales, y de pronto quedan olvidados en el cajón de las ideas, lo que me lleva a pensar que en muchos sentidos la investigación y desarrollo de nuevos productos no han adquirido la relevancia necesaria.
Imágenes | Conacyt
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