INAH descubre restos del principal juego de pelota de Tenochtitlán

INAH descubre restos del principal juego de pelota de Tenochtitlán
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Entre los antiguos pobladores de nuestro país, estuvo presente casi en todas las culturas el "Juego de Pelota", la idea era mantener la pelota de hule en movimiento, los aros no estaban en los primeros juegos de pelota, pero cuando se añadieron, si la pelota tocaba el aro o bien pasaba por su centro se añadían puntos al partido. Su uso era tanto religioso como de la vida cotidiana, la pelota que podía llegar a pesar hasta cuatro kilos era impulsada por codos, caderas o rodillas y simbolizaba los astros más importantes como el sol, la luna y venus. Algunos juegos eran de tal importancia que incluían sacrificios humanos, aunque no es muy preciso si se sacrificaba a los ganadores o a los perdedores.

De la existencia de algún juego de pelota en Tenochtitlán poco se sabía, incluso en el año 2001, Éric Taladoire investigador francés especializado en culturas prehispánicas, comentaba que había poca o nula evidencia del juego de Pelota en Tenochtitlán, y esto lo asociaba a la fortaleza del estado, en tanto que en Cantona (por menciona otro sitio) se han encontrado hasta 24 juegos de pelota, lo que habla de la diversidad de culturas que habitaban esa zona, y también de la debilidad del estado.

La novedad es que el INAH recién develó que se han detectado restos de la principal cancha de juego de pelota de Tenochtitlán, específicamente, restos del costado norte, estos se hallaron en la calle Guatemala del Centro Histórico y es parte del Programa de Arqueología Urbana que dirige Raúl Barrera Rodríguez, arqueólogo.

Las excavaciones se llevaron a cabo en 2014 bajo el mando de Lorena Vazquez Vallín, ella y su equipo descubrieron los restos de una plataforma orientada al este, pero aún no se conoce su longitud total. La única medida conocida hasta ahora es su anchura de 9 metros, y está a menos de 7 metros al sur del templo de Ehécatl.

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De hecho, en la parte norte de la plataforma hay dos escalinatas de 4 peldaños cada una que comunicaban con el Templo de Ehécatl, al extremo sur se hallaron tres muros en forma de talud con una altura algo menor a los dos metros. Sin duda uno de los aspectos más llamativos del hallazgo fue la ofrenda de cervicales humanas, que se encuentran en muy buen estado de conservación.

Esta ofrenda, que incluía también navajas y puntas de maguey nos habla de sacrificios humanos, el estudio antropofísico de los restos, arrojó que se trataba de 30 individuos con edades desde cero años hasta juveniles y adultos. Es de suponerse, debido a su disposición que los restos fueron depositados junto con sus tejidos blandos. Las arqueólogas Lorena Vazquez y Fernanda Orduña se refieren a los códices precolombinos que relacionan el Juego de Pelota con la fertilidad y la decapitación, y no sería demasiado aventurado suponer que algunos de los individuos sacrificados, en realidad se estaban convirtiendo en alimento para los dioses, para que permitieran la continuidad de la vida.

Más información | INAH.

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