Aseguraron haber capturado una explosión desde la galaxia más distante conocida, pero en realidad se trató del reflejo de un cohete ruso

En diciembre de 2020 un grupo de astrónomos afirmó haber captado la explosión cósmica más lejana de la historia: una serie de rayos gamma desde la galaxia GN-z11, ubicada a 13.4 millones de años luz (134 nonillones de kilómetros, es decir 134 seguido de 30 ceros), que también la convertiría en la galaxia más distante conocida. Sin embargo, dos nuevos estudios señalan que este evento tiene en realidad una explicación más simple: fue el reflejo de un cohete ruso que se cruzó con los observadores justo en ese momento.

Aunque estas explosiones ocurren todo el tiempo, las probabilidades de que un evento de este tipo sea captado por un telescopio son bastante escazas, por lo que a la comunidad científica le sorprendió cuando el astrónomo Lingua Jiang de la Universidad de Pekin junto a sus colegas afirmaron haber capturado el estallido que se remonta a tan solo 420 millones de años después de que sucediera utilizando datos del Observatorio WM Keck en Hawai. En su informe inicial de 2020, el propio equipo incluso señaló que esta probabilidad era una en 10 mil millones.

El caso hizo que el astrónomo de la Universidad de Copenhague, Charles Steinhardt, se preguntara si existía alguna causa más probable para este evento, que lo llevó a considerar el caso de la basura espacial y en específico de un cohete ruso. Esta situación era altamente viable, puesto que hay una enorme cantidad de objetos orbitando la Tierra, desde satélites, propulsores e incluso material como desatornilladores perdidos en caminatas espaciales, trozos de los cuales se cree hay hasta medio millón de ellos dando vueltas alrededor del planeta.

Que el telescopio hubiera captado basura espacial era más lógico

Según un análisis independiente, los destellos de luz solar reflejados en los escombros pueden ser responsables de hasta 10,000 destellos por hora en el cielo nocturno, de acuerdo a Eran Ofe, astrofísico del instituto de Ciencia Weizmann, quien señaló que estos fenómenos pueden ser invisibles a simple vista, pero se pueden captar por un observatorio astronómico. Por un lado, la posibilidad de captar un destello provocado por la basura espacial está entre uno en 1,000 y uno en 10,000, mientras que poder capturar una explosión cósmica de este tipo está en uno en 10 mil millones, lo que hace sea más factible la primera opción.

Simulación de la basura espacial orbitando alrededor del planeta

Tras hacer este cálculo, el astrónomo Michal Michalowski de la Universidad Adam Mickiewics se dio a la tarea de buscar si algún residuo se había cruzado con el supuesto momento en que se captó el destello de GN-z11, descubriendo que el propulsor descartado de un cohete de protones Ruso lanzado en 2015 se ajustaba a los requisitos, pues pasó dentro del campo de visión del instrumento Keck.

La posibilidad de replicar el estallido de rayos gamas con un objeto cercano a la Tierra es mínima

Sin embargo, Jiang publicó una refutación a esta postura en Nature Astronomy, donde si bien señala que de acuerdo a sus propios análisis la posibilidad de que alguna entidad brillante cercana a la Tierra imite el estallido de rayos gamas es de una en un billón o menos, ninguno de sus colegas ha hablado sobre algún caso similar. Por otro lado mencionó que la mala calidad de los datos se debe a la distancia extrema del objeto, que da lugar a malinterpretaciones.

Imagen conceptual de rayos gama desde el espacio

Adicionalmente, la herramienta usada por el equipo de Jiang para determinar las posiciones de los objetos en el cielo CalSky.com mostraría que los restos del cohete pasaron fuera de la vista de Keck en el momento de la observación de rayos gama, situación que no se puede corroborar porque el sito web cerró desde entonces. A pesar de esto, el equipo de Michalowsi utilizó cuatro programas para simular el cielo nocturno, y cada uno coincidía que se dio el paso del cohete dentro del campo de visión del telescopio.

Otros científicos también han rechazado los datos de Jiang y su equipo, como la astrónoma Christina Thöne, del instituto de Astrofísica de Andalucía, quien señala que los datos originales eran débiles y con mucho ruido, lo que impedía se detectara la presencia de distintos elementos. También menciona que si se tratara del estallido, podría revelar detalles sobre las estrellas gigantes que estén muriendo y sembrando el universo con elementos pesados forjados en sus núcleos.

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