Talco, harina y juguetes a escala: con lo que tenga a la mano, el mexicano Félix Hernández crea estas alucinantes fotos

Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

No importa si es foto publicitaria, foto de retrato o social, poco nos ponemos a pensar sobre el trabajo que hay detrás de una fotografía.

Por ejemplo, uno podría fácilmente creer que hay una gran cantidad de photoshop detrás de esta imagen:

Los retoques digitales invariablemente están ahí, pero muchos de los efectos son producto de técnicas prácticas implementadas por su creador, Félix Hernández. Las chispas del frente, el humo al fondo e incluso el fuego, están ahí como resultado de cuatro fotografías mezcladas, en donde en cada una Félix consiguió recrear efectos únicos.

Por ejemplo, las chispas están hechas con ayuda de una esmeriladora y un tubo.

El polvo en realidad es cemento gris que Félix soplaba con ayuda de una manguera (también suele usar tierra, harina o talco).

Los rayos de luz fueron hechos con una técnica que se llama light painting, en donde con velocidades de obturación muy lentas, uno puede prácticamente dibujar en el cuadro con ayuda de una luz.

Finalmente el fuego fue hecho con un poco de ayuda de gas butano:

Félix Hernández es un fotógrafo mexicano que se hizo rápidamente viral por el detalle de sus fotografías en donde utiliza objetos a escala. Su trabajo ha valido su publicación en revistas y sitos digitales como Cuartoscuro, Digital Photo, Good Light Magazine, Dogma Alemania, y muchas más.

Y con razón; sus impresionantes proyectos personales, empapados en cultura popular, han dado como resultado impresionantes fotografías que han dado la vuelta al mundo. Con un DeLorean, con un Ecto-1, o con un General Lee, Félix no escatima en el tiempo que dedica a preproducción, shooting y post-producción de sus fotos.

El Coche del Amor

Lo curioso es que, de vuelta a la universidad, él nos cuenta que odiaba la foto publicitaria, "la sentía demasiado armada", dice.

Su poca afinidad con la materia hizo que Félix jamás se graduara con formalidad de la universidad donde estudió en Puebla, y para ser precisos, comenzó su carrera sin saber un ápice de Photoshop.

Y es que Félix perteneció a la generación que atravesó por los repentinos cambios que (casi) enterrarían a la foto análoga, para dar paso a la foto digital.

Pero cuando alguien le ofreció su primer trabajo formal hace ya más de 15 años, no tuvo empacho en aprender las herramientas para hacerse cargo del control absoluto de sus ideas: la principal, su némesis hasta entonces, Photoshop.

"Alguien me dio una oportunidad y tuve que ponerme las pilas. Mi trabajo era con una Mac y no sabía ni cómo prenderla."

Luego de una serie de encuentros y desencuentros con las herramientas digitales, fue hace tres años cuando Félix, sin saberlo, se encontraría con la oportunidad que daría comienzo al resto de su carrera.

La prestigiosa revista Retouched Magazine, con una línea editorial muy enfocada en la fotografía de belleza, lo contactó para preparar una publicación un tanto distinta.

¿Qué podría utilizar que fuera relativamente sencillo, pero no por ello con menor valor creativo? ¿Qué podría utilizar a su alrededor que plasmara todo un concepto? Un auto rojo llamó su atención. De fuerte carácter y personalidad atractiva, le volteó a ver como si quisiera decirle que en él estaba el nuevo inicio de su carrera.

Félix hizo caso. Lo convirtió en su protagonista, envolviéndolo en la fotografía en una atmósfera fría que contrastaría con el ambiente en su interior, escena de cuya naturaleza solo teníamos una pista: la silueta de una mano sobre la ventana empañada.

Pero, ¿y si el concepto incluyera también una manufactura práctica, que mezclara elementos digitales con efectos manuales? Sin querer seguía retumbando en la cabeza del fotógrafo algo parecido que vio de niño en una película con sables y blasters en donde los efectos artesanales hechos con juguetes hacían lucir su manufactura casi rústica.

Entre los conocimientos obtenidos en la universidad sobre los planteamientos esenciales de la fotografía, su capacidad de aterrizar ideas con conceptos creativos complejos, una gran habilidad por las manualidades, y las herramientas digitales aprendidas de oficio a lo largo de su carrera, todos los elementos que habrían de impregnarse en su trabajo ya estaban ahí.

El material encantó a los editores. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando la atención fue tanta que otros medios comenzaron a contactar a Retouched para hacer uso de las imágenes. El Coche del Amor le había dado un vuelco a la carrera de Félix.

Cultura pop, hecha fotografía

"Mi correo, mi página de Facebook, mi teléfono, todo se volvió loco con propuestas de medios queriendo saber más de este tipo de trabajo", nos cuenta Félix.

El fotógrafo no solo se topó con una categoría con un abaníco inmenso de herramientas al servicio de la creación, sino que también encontró con un nicho poco explorado y tremendamente divertido.

Para sorpresa de nadie, su siguiente proyecto habría de tener todo que ver con aquella película que le había causado tan fuerte impresión cuando niño. Estas son algunas fotos de su proyecto 'Troopers'.

Este y otros trabajos personales le ayudaron para perfeccionar su técnica y sofisticar sus procesos. Estudió cómo jugar con la escala para alterar la percepción del tamaño en la fotografía, aprendió aún más sobre profundidad de campo y puntos de enfoque, comenzó a utilizarse a él mismo para hacer las poses de sus modelos a escala, y experimentó con nuevos mecanismos para conseguir efectos prácticos en sus fotografías.

Para estas fotos fue utilizada harina para simular la nieve, una coladera para simular el nevado, y hasta raidolitos para el humo. Toda la producción está documentada en el siguiente video:

Luego de la experiencia con 'Troopers', Félix también notó la importancia de tener modelos a escala que fueran de buena calidad, para lo que decidió comenzar a importar action figures, de aquellas que suelen ser compradas por coleccionistas y asiduos seguidores que están dispuestos a desembolsar una cantidad considerable de dinero por un juguete. Así, se hizo de la serie de coches que hemos visto al inicio.

No son las fotos, es contar una historia

No pasó mucho tiempo para que comenzarán a aparecer clientes interesados en las particulares habilidades de Félix. De tres años a ahora, Félix ha atraído la atención de marcas de renombre internacional, de entre los que desde luego hay firmas de autos de la escala de Audi y Volskwagen.

Como en sus proyectos personales, cada vez que Félix colabora con una marca enfrenta el reto de producir materiales que lleven impresos un poco de él y de su filosofía.

"La técnica ya está, eso se aprende fácil. El reto está en tratar de innovar, de ser diferentes, de ser curiosos y sobre todo ser constantes. No constantes de una semana o un mes, la constancia es algo que lleva varios años, o toda la vida"

Incluso cuando lo cuestiono sobre lo que se necesita para hacer lo que él hace, y de paso implico que la paciencia debe ser una característica obligada, Félix se asegura como una persona muy impaciente, pero que al final, poco tiene que ver con su obra. "Cuando haces lo que te gusta tanto, la paciencia no entra. La paciencia está ahí cuando estás ante algo que no te gusta, pero esto, esto lo hago porque lo amo".

Nunca satisfecho

Recientemente Félix ha hecho una nueva versión de aquel proyecto que le le cambió la vida. Aunque le guarda mucho cariño al Coche del Amor, declara que nunca estuvo completamente satisfecho con el resultado final. Así, convirtió el nuevo proyecto en una forma de utilizar las herramientas y conocimientos obtenidos en los últimos años.

Ahora personalizó el coche para imprimirle más de él al trabajo. Félix cada vez más destina más tiempo a la preproducción de sus fotografías, en la creación y modificación de los escenarios y los objetos. También ha aprendido más de la óptica al fotografiar elementos tan pequeños, desde el mejor aprovechamiento de los lentes y las distancias focales adecuadas, y claro, estar atento a las distorsiones que implica realizar foto de objetos a escala.

"Uno nunca está completamente satisfecho con su trabajo, y eso está bien, si en retrospectiva vuelves a ver lo que has hecho y sientes que podría ser mejor, eso quiere decir que has aprendido"

Aquí el video con el "detrás de cámaras" de este trabajo.

Félix Hernández ha dado conferencias y talleres alrededor del mundo. Sus cursos en línea pueden encontrarse en Domestika. Más de su trabajo puede localizarse en su sitio, y en su página de Facebook.

Todas las imágenes de esta publicación pertenecen a Félix Hernández y han sido utilizadas con el consentimiento del autor.

Imágenes | Hernandez Dreamphopraphy

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