Empezamos el año con un estreno que varios seguidores de una saga han estado esperando: Assassins Creed, una adaptación más de un videojuego a manos de Hollywood, que aunque no promete mucho, se trata de un giro interesante para este género.
Varias sagas se han tratado de adaptar de acuerdo a la historia contada mediante una consola, pero nos encontramos con que la mayoría termina en una decepción, tomando sólo nombres para crear su propia historia; Assassins Creed intenta algo que pocos han hecho.
Comenzando con una introducción en España en 1492, nos encontramos ante la premisa del juego, donde se nos es recordado con diálogos en español que Nada es verdad. Todo está permitido, pasando momentáneamente a un momento decisivo durante la infancia del protagonista.
Para los que han jugado
El acierto, y tal vez error, de la película es que es una buena adaptación de los videojuegos, tratando de brindar lo más que pueda de la saga mediante escenas, diálogos y detalles, creando un buen híbrido.
La cuestión es precisamente esa: la película es mucho como el juego, pero mientras trata de satisfacer a los que han jugado, también intenta atraer tanto público posible como película de Hollywood, terminando por ofrecer una experiencia "incompleta" para ambas partes.
Para los seguidores puede ser una muy buena opción, ya que durante casi toda la película logra una historia aceptable (yendo un poco en picada en un momento crucial), pero para los que no están relacionados con el mundo del juego, puede haber varias incoherencias y muy rápida a momentos.
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