Gracias al respaldo de Rusia, Corea del Norte ha logrado acelerar la modernización de su tecnología militar, con misiles y drones más avanzados y hasta su primer submarino de propulsión nuclear anunciado. A cambio, Pyongyang ha pagado a Moscú con el envío directo de soldados a zonas de muy alto riesgo en medio de la guerra contra Ucrania.
De acuerdo con información dada por el propio Kim Jong-un, tropas norcoreanas han sido desplegadas en regiones como Kursk, al oeste de Rusia. Los soldados enviados pertenecen a cuerpos especializados de ingenieros de combate, encargados de una de las tareas más peligrosas: realizar labores de desminado en zonas de combate activo.
El pacto tácito
Las cifras oficiales indican que la operación duró alrededor de 120 días y dejó al menos nueve soldados muertos, aunque estimaciones de servicios de inteligencia occidentales y surcoreanos estiman que las bajas humanas ascienden a cientos. Antes de la llegada de los ingenieros, hasta 15,000 efectivos de Corea del Norte habrían combatido junto a soldados rusos en Kursk para frenar el avance de Ucrania.
Este despliegue forma parte del intercambio entre ambos países. Tras años de lucha, Rusia obtiene el personal militar que necesita, así como municiones y apoyo operativo. A cambio, Corea del Norte recibe combustible, alimentos, ayuda financiera y acceso a tecnologías militares avanzadas.
Pyongyang también ha confirmado avances en su programa naval, incluyendo la construcción de un submarino de mayor tamaño que los que posee actualmente, de propulsión diésel-eléctrica. En un informe de la agencia estatal KCNA se puede ver a Kim Jong-un inspeccionando partes de esta nueva embarcación, presentada como un paso para reforzar la capacidad militar del país.
Minas terrestres rusas colocadas durante el avance de Ucrania en la contraofensiva del sur de Ucrania de 2022.
El sacrifico convertido en propaganda
Para muchos, el regreso de los ingenieros a su país fue convertido en un acto cuidadosamente orquestado por el gobierno. Kim Jong-un abrazó a soldados heridos, consoló a las familias de los fallecidos y otorgó a los muertos las más altas condecoraciones del Estado. También prometió "lustre eterno" a su sacrificio.
Un video de KCNA también lo muestran arrodillándose ante retratos de los caídos, colocando flores y medallas, y hablando de "milagros" logrados en zonas mortales que ahora se han convertido en espacios seguros. Todo ello forma parte de un esfuerzo deliberado por normalizar el envío de tropas al extranjero y reforzar el apoyo interno.
Más allá del homenaje, la propaganda ha ido un paso más lejos. Algunas imágenes difundidas muestran soldados avanzando por campos minados sin vacilar y combatientes que se suicidan con granadas para evitar ser capturados. Para los expertos en occidente, el mensaje interno es claro: disciplina absoluta y subordinación total de la vida individual al Estado y al líder.
Imagen de portada | Nano Banana Pro
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