La hibridación entre especies no es del todo rara en el reino animal. Quizás uno de los casos más famosos que tenemos es la mula, producto de la cruza entre una yegua y un burro (por cierto, su contraparte es el burdégano: el producto de cruzar un caballo con una burra). Otros híbridos menos conocidos son, por ejemplo, el ligre (cruza de león y tigresa) o el oso grolar (cruza de un oso grizzly y un oso polar).
De los ejemplos anteriores, casi todos, a excepción del oso grolar, son especies que se consiguen debido a la intervención humana, es decir, que las especies progenitoras no se cruzarían en estado salvaje. No obstante, científicos de la Universidad de Texas han descubierto un caso aún más raro de hibridación entre un arrendajo verde (Cyanocorax yncas) y un arrendajo azul (Cyanocitta cristata), aves separadas por siete millones de años de evolución. Los investigadores creen que nos encontramos ante el primer caso de hibridación producto del cambio climático.
Dos mundos que se cruzan
De acuerdo con el estudio publicado en Ecology and Evolution, los movimientos de las especies se han acelerado debido al aumento de las temperaturas y la modificación de ecosistemas por la actividad humana. Esto ha favorecido encuentros inesperados entre especies que de otra forma no se cruzarían. En este caso, dos aves que divergieron evolutivamente hace unos siete millones de años terminaron encontrándose y reproduciéndose.
Como explica LiveScience, históricamente, los arrendajos verdes habitan zonas tropicales cálidas de México, Centroamérica y el sur de Texas. En cambio, los arrendajos azules se distribuyen por gran parte del este de Estados Unidos, llegando hasta Houston. Durante las últimas décadas, los primeros se han expandido hacia el norte gracias al incremento de las temperaturas, mientras que los segundos han avanzado hacia el oeste en busca de nuevos espacios. El resultado: un punto de contacto en Texas que no existía hasta hace poco.
El hallazgo de una especie nunca antes vista
Según cuenta National Geographic, todo comenzó cuando Brian Stokes, un estudiante de doctorado en ecología, evolución y comportamiento de la Universidad de Texas consultaba redes sociales de observación de aves como parte de su investigación para su tesis sobre el arrendajo verde. Fue entonces cuando una usuaria de San Antonio informó sobre el avistamiento en su patio trasero de un extraño pájaro que no era ni un arrendajo verde ni un arrendajo azul.
De acuerdo con la descripción, el ave tenía el antifaz de color negro y el pecho blanco, pero su color era completamente azul. Stokes visitó a la observadora para intentar atrapar al ave, tarea que les tomó dos días. El estudiante tomó algunas muestras de sangre y lo vendó con la esperanza de facilitar su ubicación en el futuro. Durante algunos años, el pájaro estuvo desaparecido, hasta que en 2025 regresó al jardín de la observadora y pudo ser avistado de nuevo.
Junto a su asesor académico, el profesor de biología integrativa Tim Keitt, Brian analizó al ave y concluyeron que se trataba de un híbrido macho de una madre arrendajo verde y un padre arrendajo azul. Hasta entonces, el único antecedente entre ambos arrendajos era el cruce realizado en 1970 con dos pájaros en cautiverio. El resultado de aquel cruce fue un ejemplar que ahora está preservado en el Museo de Ciencia e Historia de Fort Worth, Texas.
Un fenómeno más común de lo que se piensa
Stokes considera que estos eventos podrían ser mucho más comunes de lo que la ciencia logra registrar. Señala que la hibridación tal vez sea frecuente, aunque pasa desapercibida para los científicos debido a la dificultad para observar estos sucesos en la naturaleza. Fuera de San Antonio, son pocas las personas que viven en la región donde se superponen las dos especies, por lo que las probabilidades de que alguien detecte un híbrido son bajas, señala el investigador.
El portal Futuro 360 señala que expertos como Gavin Leighton consideraron el apareamiento una "bola curva biológica", dado que las aves pertenecientes a la familia de los córvidos forman vínculos selectivos y son aves extremadamente inteligentes. Explica que el cambio climático y la modificación del hábitat ayudaron a crear interacciones impredecibles entre especies que no habían coincidido por millones de años.
Ver 0 comentarios