Un gran bote pirata con velas de corazones está atacando un barco de gente adinerada. A la vez, un barril sellado recorre el mismo crucero sin un destino fijo. De este sale Monkey D. Luffy, el protagonista de 'One Piece', y con una gran sonrisa y carisma planea ser el rey de los piratas.
Así inicia la serie animada 'One Piece' que en la actualidad tiene 1,071 episodios y más de 100 tomos en su manga, siendo uno de los animes más queridos y largos que existen. Ahora Netflix ha decidido hacer un live action de esta serie con un resultado inesperado.
Cuando la química lo es todo
En la serie original Luffy es un tipo carismático que desea ser el rey de los piratas, pero con una actitud y valores que contrastan por completo con el arquetipo de lo que es la “profesión”. Por ello da gusto la interpretación de Iñaki Godoy como el protagonista de la serie, su carisma roba reflectores, sus gestos recuerdan a la perfección a la caricatura y su actuación no le envidia nada al personaje del anime. Iñaki es Monkey D. Luffy.
Por otro lado, la química que tiene Emily Rudd como Nami y Arata Mackenyu como Zoro con nuestro protagonista, por lo menos durante el primer capítulo que pudimos observar, es perfecta. Los tres saben repartir la pantalla y se nota un buen compañerismo cuando interactúan.
Es difícil hablar de actuaciones en una serie como esta, pues al estar inspirada en una caricatura, muchos gestos y reacciones son exagerados. Y gran parte de lo enriquecedor es que la producción sabe de dónde viene y puede darse el lujo de jugar con interpretaciones desmesuradas, que en combinación con la actuación y carisma de los personajes, nos entregan una serie entretenida.
Luffy es de goma, ¿cómo se ve esto en un live action?
En una producción de este tipo los efectos especiales deben cobrar muchísima relevancia debido al tipo de villanos y monstruos que enfrentan nuestros protagonistas. Este es el punto débil de 'One Piece' de Netflix.
Por una parte, y a pesar de que la serie juega con las libertades del anime y la seriedad de tener actores reales, hay momentos que se sienten extraños, como cuando Luffy, con sus poderes de goma, se estira para pelear o evitar un golpe. Y gran parte de esto se debe a que los efectos especiales no son del todo buenos.
Para contrarrestar esta parte técnica, la serie se enfoca en hacer más realista otros momentos. Un ejemplo es la crudeza con que se tratan varias escenas, como al darle un martillazo a alguien para matarlo y observar la sangre alrededor del cuerpo; en el anime el personaje rebotaría de un lado a otro y todavía en el suelo se quejaría del dolor. Este cambio me parece muy acertado y es cuando se nota que la producción se enfocó en muchos detalles para entregar un producto bien hecho.
Otro aporte son las coreografías de las peleas, porque son parecidas a enfrentamientos de la era de los piratas, con uno que otro toque sobrenatural. Incluso se le intenta dar una explicación lógica a los poderes de los villanos y a por qué son temidos.
One Piece de Netflix logra lo impensado: adaptar bien un anime
Para este punto debo mencionar que no soy un fanático del anime original. Sin embargo, para tener más contexto de lo que es la serie, observé varios capítulos y me quedé con ganas de más. La serie original es entretenida, conmovedora, divertida y da muchas facilidades para empatizar con los personajes, por lo que hacer una adaptación pudo terminar mal.
Gratamente no es así y mucho de ello se debe al ritmo frenético que tiene desde el inicio. Cada capítulo de la serie de Netflix son varios capítulos del original, por lo que todo el tiempo está pasando algo y aunque es la misma historia, no se cuenta de la misma manera, lo cual enriquece la experiencia de aquellos que han seguido la caricatura toda su vida.
A pesar de este ritmo, la serie no duda en darnos el tiempo para empatizar con nuestros protagonistas, mostrarnos sus motivaciones, de dónde vienen y qué le pueden aportar a la historia. Incluso la actitud de Luffy se siente real, porque lejos de verse caricaturesco, la trama se esfuerza en dejar ver su lado gracioso, noble y vulnerable
Una serie para atraer nuevos fans y consolidar a los que ya estaban
'One Piece' de Netflix es una serie divertida y, quizá, la mejor adaptación live action de un anime. Su atención por los detalles técnicos y de narrativa, en conjunto con un guion que sabe entender al manga y caricatura, nos dan un producto redondo.
En esto influye el ritmo frenético de la serie, pues el primer episodio se llevó la trama de aproximadamente ocho capítulos del material original. Además, el carisma y química de los protagonistas fluyen a la perfección para que la historia termine de cuajar. De hecho el primer episodio dura poco más de una hora, pero debido a la armonía el tiempo se pasa rápido.
Otro punto a destacar es la crudeza y el tono un tanto obscuro que toman algunos momentos para resolver enfrentamientos y situaciones. Adicional a esto, debo decir que la serie de Netflix retira algunos momentos para que la trama avance, cosa que a muchos fans no les gustará.
Por el contrario, algo donde 'One Piece' flaquea es en los efectos visuales. Sabemos que todo viene de un manga y una caricatura, pero hay momentos donde este apartado no puede ofrecer la mejor experiencia.
Personalmente, y haciendo una comparativa con una producción distinta, me recordó a la primera vez que vi 'Batman Inicia', de Christopher Nolan, porque era consciente de que había muchas exageraciones y momentos que se contrarrestaban con un tono más obscuro. Pero al ser un producto bien hecho, me dejé llevar por la ilusión.
'One Piece' de Netflix logra hacer lo mismo, porque entiende de dónde viene y que no puede despegarse del todo del material original. Sin embargo, si el espectador lo entiende y se deja llevar, tendrá una grata sorpresa y agradable experiencia con esta serie.
Cuándo y a qué hora se estrena 'One Piece' en México
La serie 'One Piece' está disponible en Netflix desde las primeras horas del 31 de agosto del 2023. De hecho, y fiel al estilo de la plataforma, se han liberado los ocho capítulos de la primera temporada.
