Un estudio reciente ha revelado que correr maratones puede reducir la mielina de las neuronas. Esta es una sustancia compuesta de proteínas y grasas que recubre los axones, partes alargadas de las neuronas que permiten la conexión entre estas células cerebrales, así como de transmitir los impulsos nerviosos.
En un artículo publicado en la revista Nature Metabolism, los responsables de la investigación explicaron que el cerebro consume 20% de la energía total del cuerpo humano pese a representar solo el 2% de su peso. Esto fue lo que los motivó a averiguar lo que ocurría con este órgano en situaciones extremas como un maratón.
El experimento
El equipo realizó diversas resonancias magnéticas a 10 maratonistas. Dichas pruebas las hicieron el día antes y el día después de la carrera, también dos semanas y dos meses después de la competición. Las imágenes mostraron una reducción significativa de la mielina en zonas clave del cerebro tras la carrera.
Como explica el equipo encabezado por Carlos Matute, de la Universidad del País Vasco, en contextos como un maratón, el cuerpo se ve obligado a tomar medidas drásticas para subsistir. El ejercicio prolongado, por ejemplo, hace que el organismo consuma sus reservas de carbohidratos y grasas. En casos extremos puede llegar a disolver proteínas musculares para obtener energía.
En el caso del cerebro, el equipo observó que esto se traduce en el consumo de la mielina que recubre las neuronas. Según el estudio, la reducción se producía en zonas importantes de la materia gris y blanca. Si bien algunas regiones se veían más afectadas que otras, el impacto se extendía de manera similar en ambos hemisferios cerebrales.

Un cambio reversible
Pese a todo lo anterior, hay una buena noticia. De acuerdo con el estudio, se trata de un cambio reversible. Luego de dos meses después del maratón, los científicos observaron que la mielina de las neuronas de los corredores volvía a recuperar sus niveles habituales. Pedro Ramos, otro de los autores, afirmó que la cantidad de mielina se normaliza con el descanso.
Sin embargo, advirtió que si la demanda extraordinaria de energía se prolongase en exceso, "podría tener implicaciones funcionales para el cerebro", aunque por ahora se desconoce cuáles son y en qué grado afectarían al órgano. Lo que sí se sabe es que la ausencia de mielina está vinculada con trastornos neurológicos graves como la esclerosis múltiple.
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