Aprender a estar solo, con o sin tecnología

Aprender a estar solo, con o sin tecnología
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Cuando reviso mi feed de Twitter, suelo encontrarme con los tuits de @TEDTalks y como siempre ando a las carreras (¿quién no?) marco los títulos que me parecen atractivos para ver las charlas en un momento de paz. Y justo eso me pasó el día de hoy. Es 15 de mayo, día del maestro y se supone que tendría el día libre, pero no, estoy aquí en la oficina esperando a que vengan los chicos a resolver algunos asuntos, entonces, me encontré con una charla que me pareció bastante interesante, y justo habla de cómo nuestras relaciones personales han sido modificadas a raíz de que la tecnología se volvió de uso común.

Sherry Turkle una analista cultural de los Estados Unidos, se ha dedicado a estudiar la manera en que la tecnología le da forma a nuestras relaciones con los demás, con nosotros y con ella misma. Sus estudios la llevaron a publicar un libro en 1995 con el título: Life on the Screen: Identity in the Age of the Internet (La vida en la pantalla: identidad en la era del internet, en traducción libre), en ese entonces estaba maravillada pensando en que la tecnología realmente nos llevaría por el camino de la auto-reflexión, sin embargo, con el paso de los años, las cosas se fueron por otro camino.

1995, cuando la tecnología me permitía conocerme

Wbs

En agosto de 1995 entré a la universidad, entonces conocí el internet. En aquella época, los teléfonos celulares ya existían pero no estaban al alcance de la población general, mi vida como estudiante requería que pasara muchas horas frente a la computadora, y fue en esa época donde descubrí los chatrooms, de hecho, en una ocasión, estaba yo muy frustrada porque no entendía un tema de matemáticas, había pedido asesoría a la maestra que me daba la materia y ni así pude entenderle, en un intento desesperado, entré a Mexican Chat (de WBS, ahora desaparecidos ambos), y pregunté en mayúsculas (a manera de grito) si alguien entendía el tema X porque era mi examen final al día siguiente y estaba perdida. Para mi sorpresa alguien me contestó, me explicó, y aprobé mi examen.

En ese entonces, la conexión a internet era un privilegio de muy pocos, saber utilizarlo era un aprendizaje continuo, y después de un rato, nos desconectábamos y volvíamos a la realidad, habiendo aprendido algo nuevo de la tecnología, de la relación con otros y de nosotros mismos. Pero las cosas no se mantienen estáticas, y hoy nuestra relación con la tecnología es sustancialmente distinta.

2015, internet se ha vuelto un paliativo para la soledad

Cuando en 2011 Apple introdujo el asistente personal Siri a sus dispositivos con iOS, la gente estaba entre maravillada y escéptica de que una pieza de software pudiera entender lo que decíamos, y actuar en consecuencia. Lo que hace cuatro años era una maravilla, ahora no solo es parte de nuestro día a día, sino que en ocasiones, me he topado con gente que desearía que ese asistente virtual fuera "más humano", que pudieran mantenerse conversaciones con él (o ella), más allá de pedirle en reiteradas ocasiones que nos cuente un chiste.

Lo preocupante del asunto es que esa "humanización" que le pedimos a las máquinas, no es más que el resultado de la aparente "deshumanización" de las personas. Fíjate en un día común de trabajo, todo el tiempo te estás comunicando con otros, pero casi siempre a través de un correo electrónico o un servicio de mensajería instantánea y muy pocas veces cara a cara; y cuando por fin sucede el fenómeno de encontrarse frente a frente, ocurre algo todavía más increíble: estamos juntos pero aislados cada uno con su dispositivo móvil a la mano.

De acuerdo con un estudio llevado a cabo por la Universidad de Baylor y publicado en otoño del año pasado, las mujeres universitarias pasan una media de 10 horas al día con su celular, los hombres les siguen muy de cerca con ocho horas diarias, y esto no solo puede afectar su aprendizaje, sino también sus capacidad de desarrollar habilidades sociales.

El tiempo que están conectados lo distribuyen de la siguiente manera:

Mensajes de texto 94.6 minutos/día
Correos electrónicos 48.5 minutos/día
Facebook 38.6 minutos/día
Navegar en internet 34.4 minutos/día
Escuchar música digital 26.9 minutos/día

Aunque en México no todos los estudiantes tienen acceso a un celular con conexión a internet, creo que los números nos dan un panorama general de hasta dónde podríamos llegar.

Este video pertenece a una campaña publicitaria hecha en Tailandia por la compañía dtac, que curiosamente es un operador móvil. En él se critica la tendencia que tenemos de abstraernos de la compañía de otras personas por estar pendientes de lo que sucede en una "realidad alterna" llamada redes sociales.

En la conferencia de Sherry Turkle hubo varias frases poderosas que llamaron mi atención, por ejemplo,

  • Queremos compañía pero tenemos miedo a la intimidad
  • Prefiero enviar un texto que hablar
  • Comparto, luego existo
  • Algún día, algún día, pero ciertamente no ahora, me gustaría aprender cómo tener una conversación

He visto en mis 10 años como docente, que las relaciones entre los alumnos son cada vez más mediadas por la tecnología, no se dan la posibilidad de ser sin "editarse", ya que cuando uno escribe en cualquier red social, tiene la capacidad de editar, corregir, borrar, retocar una imagen, la posibilidad de mostrarse auténtico existe, pero la mayoría no la utliza, tal parece que es mejor aparentar que ser.

Además, la gente en general tiene miedo a estar solo, entonces ante el menor indicio de que no hay otra persona a su alrededor, como un acto reflejo, toma el celular para sentirse "acompañado". A mí me ha pasado, en ocasiones suelo comer sola, por diversas razones, y mientras transcurre el tiempo de la comida, estoy engarzada en una conversación vía Whatsapp con otra persona, aunque sería peor tener a la otra persona comiendo conmigo, y aún así que cada quien estuviera en su celular, sin embargo, también pasa.

¿Cómo puedo aprender a estar en solo?

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Primero que nada hay que quitarle la etiqueta de mala a la soledad, no es más que un estado de la vida, en el cual tenemos la oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos, dedicarnos a hacer lo que más nos gusta, cantar, tocar un instrumento musical, bailar, disfrutar un paisaje, hay miles de cosas que se pueden hacer en soledad sin que eso nos convierta en ermitaños o personas incapaces de convivir con otros.

Además es necesario que sepamos que podemos ser felices sin importar las circunstancias que nos rodeen, y la presencia o ausencia de personas en nuestro entorno, la felicidad es una decisión que se debe tomar de manera consciente cada día, a cada momento.

Escribir, leer o escuchar música, son placeres solitarios, cuando uno escribe tiene la oportunidad de dar rienda suelta a sus pensamientos y sentimientos, y lo mejor es hacerlo a la vieja usanza, con lápiz y papel. Leer es otro de los placeres que podemos disfrutar en soledad, aunque no con esto quiero decir que tengas que volverte un ratón de biblioteca, sino que simplemente esa ansiedad que sientes cuando de pronto te encuentras solo, puede desaparecer si tomas entre tus manos un buen libro. Por último escuchar música, todos tenemos gustos culposos, y la música que escuchamos con los demás, no necesariamente es la que disfrutaríamos si estuviéramos solitos, así que agarra tus cumbias, rancheras, reggaetón, jazz o pop (el género que más culpa te dé disfrutar) y ponlo a todo volumen en la intimidad de tu habitación.

Ahora, si lo que realmente quieres es lograr que tu teléfono deje de ser una fuente constante de distracción, para disfrutar más los momentos en soledad, o en compañía, este artículo tiene algunos tips para lograrlo:

  • Podemos utilizar un modo como el No Molestar, o En reunión, que te permitirá olvidarte de las notificaciones y centrarte en las llamadas, que por lo general son más importantes que los mensajes. También está el recurso de poner el teléfono en silencio y pantalla abajo, para que al no sentirlo vibrar ni ver brillar la pantalla, podamos disfrutar de un tiempo sin intrusiones absurdas.
  • Otro consejillo sería desinstalar las aplicaciones nativas de redes sociales y realizar las consultas vía web, de esta manera, por la pereza de estar refrescando la información cada dos por tres, poco a poco será menor el uso que les des a las redes sociales, al menos, dejarán de ser un comportamiento obsesivo. Pero si te interesa mucho estar en la movida, qué tal que fijas un horario para ver tus perfiles, digamos una hora por la mañana, otra a medio día y una más al terminar la jornada.
  • Cuando estés comiendo o cenando con alguien, deja tu celular en la bolsa o en la mochila, así tendrás menos tentación de prestarle atención al aparatejo, y disfrutarás más los alimentos y la comida.

Me gustaría que pudiéramos aprender a manejar la soledad y a privilegiarla como algo bueno, ya que quien puede estar solo, sabrá ciertamente encontrar la mejor compañía, pues como dice la cita de Mario Benedetti:

La mejor manera de aprender a ser feliz con alguien, es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad

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