Prácticamente todas las personas que cuentan con un dispositivo electrónico han pasado por la siguiente situación: tener que conectar un cargador a la pared para poder cargar ya sea una tablet, smartphone, smartwatch o algún otro equipo.
Para la gran mayoría de los usuarios, lo más fácil es dejar el cargador conectado a la fuente de alimentación sin utilizarlo, en lugar de apagar la fuente de alimentación principal o simplemente retirarlo del enchufe en cuestión. Esta práctica, que parece inofensiva, tiene varias consecuencias.
Lo que dicen las empresas
La primera de ellas, y la más obvia sin duda, es que la evidencia apunta a que dejar conectado el cargador a una toma de corriente hará que el accesorio siga consumiendo una pequeña cantidad de electricidad. Por tanto, puede calentarse "ligeramente", dice la empresa CMD.
Nunca se debería mantener el cargador conectado, según la compañía enfocada en electricidad Meyer's Companies Inc., pues puede derivar en situaciones como aumentar las facturas de la luz. Aunque no esté conectado a algún equipo, este sigue consumiendo energía de forma marginal.
Tanto Meyer's como CMD coinciden en un punto: si bien no es probable, hay mayores riesgos de que se pueda provocar un incendio, sobre todo si el cargador se sobrecalienta y se cumplen algunos factores, como cortocircuitos, la proximidad a materiales inflamables, o que se trate de un accesorio mal fabricado y de calidad inferior.
Transformando la electricidad
También es importante entender cómo funcionan los cargadores. Estos suelen tener una entrada en el rango de los 100 y 240 voltios, entre 50-60 Hz dependiendo del país, aunque su salida es muchísimo menor, poco más de cinco voltios, indica ScienceABC.
Un cargador de este tipo tiene tres componentes principales, dice el medio: un convertidor de AC-DC, un transformador y un regulador.
La red de electricidad en las casas tiene un voltaje de entre 100 y 200 V, por lo que no se puede utilizar en aparatos pequeños. Para esto sirven los transformadores, que reducen el alto voltaje a una salida menor.
Después se realiza la conversión de Corriente Alterna a Corriente Continua para poder utilizarla en cargar las baterías, completando así el proceso.
Mejor ahorrar que desperdiciar
Tras completarse el proceso de carga, el cargador seguirá consumiendo una mínima cantidad de energía, pues el regulador se encargará de mantener un suministro constante. Sin embargo, al no estar conectado a un equipo, se producirá un pequeño desperdicio de electricidad.
Aunque viéndolo de forma individual puede no representar un problema, al acumularse los días y los cargadores a lo largo de la casa que se encuentren en esta situación, el gasto con el paso del tiempo puede ser considerable.
Es posible saber exactamente cuánto consume un cargador que está todo el día conectado sin usarse. Nuestros compañeros de España indican que es posible utilizar desde enchufes inteligentes o algunos medidores de consumo eléctricos, con los cuales podemos ver la cantidad de energía que los cargadores pueden desperdiciar, aunque no se estén usando.
En resumen, se recomienda que si no se puede apagar la fuente de alimentación principal, lo ideal es retirar el cargador de la pared tras cargar el dispositivo, para así evitar cualquier problema y también ahorrar en el recibo de la luz.