En México es más fácil morir por un rayo que por un huracán y la pobreza es la principal culpable, según un estudio de la UNAM

Muerte por rayos
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Obed Nares

Editor Jr

En México, ser alcanzado por un rayo no es solo una tragedia improbable, sino una amenaza latente, especialmente para quienes viven en zonas rurales. De acuerdo con un estudio realizado por la UNAM, entre 1998 y 2021 se registraron 2,573 muertes por rayos en el país, una cifra superior a los fallecimientos provocados por desastres naturales mayores como inundaciones o ciclones tropicales en ese mismo periodo.

Este fenómeno, muchas veces subestimado, fue documentado como un riesgo silencioso que afecta de forma desproporcionada a comunidades con altos niveles de vulnerabilidad social. Por primera vez, se ha creado un mapa de riesgo que combina tanto variables atmosféricas como factores sociales y los resultados son preocupantes. El 82.1% de los incidentes fatales por rayos ocurrieron en municipios clasificados como de "alto" o "muy alto" riesgo.

Un riesgo que golpea más a la población rural y joven

Según el estudio realizado por la UNAM, el perfil más común de las víctimas es masculino, joven, de entre 10 y 35 años, con bajo nivel educativo y dedicado a actividades agrícolas en zonas rurales. La investigación destaca que 53% de las muertes corresponden a hombres que trabajan en el campo, y más del 57% de los fallecidos solo contaban con educación primaria.

Las condiciones sociales de estas comunidades (como el acceso limitado a servicios de salud, falta de infraestructura y conocimiento insuficiente sobre medidas preventivas) aumentan exponencialmente el riesgo. Según la Gaceta UNAM, muchas de estas muertes podrían evitarse con educación básica en prevención de tormentas eléctricas y acceso a refugios adecuados.

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No es solo cuestión de tormentas: la vulnerabilidad social es el verdadero detonante

De acuerdo con la investigación, la clave para entender el riesgo de morir por un rayo en México no está únicamente en cuántas tormentas hay, sino en cómo las enfrentan las comunidades. Por eso, el mapa de riesgo considera no solo los días con actividad eléctrica, sino también un índice de vulnerabilidad social basado en niveles de marginación, pobreza y acceso a servicios públicos.

Un ejemplo es el Estado de México, que registró 539 muertes por rayos, más que cualquier otro estado, y cuyos municipios con mayores incidentes, como Villa Victoria o San Felipe del Progreso, combinan alta actividad eléctrica con marginación social. Según UNAM Global, algo similar ocurre en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, aunque en estos casos las muertes están más dispersas territorialmente.

Menos muertes con el tiempo, pero el riesgo persiste

Si bien la tasa de mortalidad por rayos ha disminuido en las últimas décadas, ya que pasó de 5.6 muertes por millón de habitantes en los años 80 a solo 0.3 en 2021, el problema no ha desaparecido. El estudio atribuye esta baja principalmente al crecimiento urbano. Actualmente, solo el 20% de la población mexicana vive en zonas rurales, contra un 70% a inicios del siglo XX.

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Sin embargo, el problema persiste para ese 20%. Según la Gaceta UNAM, las condiciones de infraestructura y acceso a información siguen siendo limitadas y las tormentas eléctricas continúan siendo frecuentes. De hecho, en algunas zonas serranas de la Sierra Madre y el Eje Volcánico Transversal pueden presentarse hasta 100 días con tormenta al año, mientras que el promedio nacional ronda los 30.

"Es un riesgo oculto, y por eso no se le presta suficiente atención", advierte Alejandro Jaramillo Moreno, uno de los autores del estudio. La integración entre las ciencias atmosféricas y sociales es urgente, sobre todo en países en desarrollo donde los rayos siguen cobrando vidas por causas prevenibles.

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Recomendaciones ante tormentas eléctricas

De acuerdo con recomendaciones emitidas por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), hay acciones concretas que pueden reducir el riesgo de muerte. Antes de una tormenta eléctrica, se debe prestar atención a los avisos meteorológicos y buscar refugio en casa o en un edificio. Durante la tormenta, se debe evitar permanecer en espacios abiertos, bajo árboles o cerca de objetos metálicos. Incluso refugiarse en un automóvil con el motor apagado puede salvar vidas.

Además, Cenapred recomienda resguardar a animales de campo, evitar el contacto con el agua y mantenerse alejado de estructuras altas como postes o antenas. Según el estudio realizado por la UNAM, muchos fallecimientos ocurren cuando las personas se refugian en lugares inadecuados o cuando las viviendas no cuentan con pararrayos.

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