Vigilar lo que compartimos en redes sociales quizás nunca fue tan importante como después de los linchamientos en Puebla e Hidalgo

Vigilar lo que compartimos en redes sociales quizás nunca fue tan importante como después de los linchamientos en Puebla e Hidalgo

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Vigilar lo que compartimos en redes sociales quizás nunca fue tan importante como después de los linchamientos en Puebla e Hidalgo
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Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

Vaya susto que nos dimos quienes vimos los primeros videos que comenzaron a circular en redes sobre la quema de dos personas en Acatlán, Puebla, a las que una turba de gente les golpeaba e incendiaba sin duda alguna, sin culpa aparente, y con un júbilo impresionante.

Vitoreos, aplausos y decenas de pares de manos en lo alto sosteniendo un smartphone para grabar la mala fortuna de dos hombres que, de acuerdo a la Fiscalía de Puebla, no habrían sido culpables en lo absoluto de lo que les acusaba el pueblo: secuestrar niños.

No es que el hecho de que sí fueran responsables por los delitos que se les apuntaba hiciera al acto menos terrorífico, pero vaya, sí pone a pensar a uno sobre la importancia del debido proceso, aún en un lugar donde la impunidad prevalece y la certeza que tenemos de la persecución del delito raya en lo nulo.

Fake News se dice y otra vez, motivaron a los pobladores de Acatlán a hacer lo que hicieron. Misma explicación se fórmula para lo ocurrido apenas unos días después, en donde en Santa Ana Ahuehuepan, en Tula Hidalgo ocurrió un acto tan similar que pareciera un déjà vu.

En ambos casos con anterioridad se ha registrado la presencia de información dudosa, pero no de falsas noticias, por no provenir de medios de comunicación. En tiempos de la digitalidad, los grandes medios ya no tienen el monopolio de la información; quizás es en la democratización de la emisión de mensajes en donde está simultáneamente una de las mayores virtudes de la era digital, y uno de los grandes pendientes aún por asumir, como usuarios en redes sociales.

Cadenas texto en WhatsApp y Facebook

Mensajes como este, en donde aparece el coordinador de alerta AMBER de Puebla, alerta sobre la magnitud del problema. Las cadenas con mensajes sobre una supuesta alza en el robo de niños ha aumentado en redes sociales, en donde los mensajes viajan tan rápido por su facilidad de compartirse.

Una rápida búsqueda en redes es suficiente para advertir que este tipo mensajes llevan apareciendo desde hace tiempo ya, y que, aún a pesar de los hechos de la semana pasada (y aunque las autoridades han negado que haya algún incremento de secuestro de infantes a nivel nacional) siguen compartiéndose.

Otros estados están comenzando a implementar medidas para desmentir cualquier comunicación que ponga en alerta innecesaria a padres de familia. La Policia Cibernética de Jalisco por ejemplo ha iniciado una comunicación para informar sobre la presencia de mensajes sin corroborar, y un llamado a verificar la información en redes sociales.

La Fiscalía de Durango ha hecho algo similar, estableciendo que han habido mensajes en redes sociales sobre presuntos reportes de robo de niños para venta de órganos.

Aunque seguramente veamos en los próximos días un incremento de mensajes institucionales en pos de verificar rumores en redes sociales, lo cierto es que no es la primera vez que nos enfrentamos ante los problemas generados por información que se comparte de manera viral en redes. En India hay reportes de casos como en México, en donde el envío masivo de mensajes ha contribuido a linchamientos públicos, ante lo cual WhatsApp ha optado por limitad el número de conversaciones simultáneas en las que se puede enviar un mismo mensaje.

Pero deslindar responsabilidad a una organización, y encargarle a instituciones y gobierno detener en su totalidad el auge de mensajes con información sin verificar, no solo es una evasiva, sino también una salida frágil.

Con todo y todo, no podemos asegurar que los mensajes en redes sociales con información de dudosa calidad, sean el principal motor de conductas tan violentas como las que hemos atestiguado ocurrir en el país. Atribuir a un fenómeno que se antoja tan completo solo a las redes sociales, sería por lo menos, reduccionista.

Pero, en vísperas de los análisis que habremos de darnos sobre qué está pasando en el país con la violencia y las conductas tumultarias tan atroces que hemos visto, por ahora es importante comenzar la reflexión, y la responsabilidad que asumimos como usuarios de redes en pleno empoderamiento digital, parece un buen punto de partida.

Imagen | El Sur de Acapulco

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