Mi vida como jugador de esports en México: entreno 12 horas y todavía hay quien cree que los videojuegos no son un deporte

Mi vida como jugador de esports en México: entreno 12 horas y todavía hay quien cree que los videojuegos no son un deporte

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Mi vida como jugador de esports en México: entreno 12 horas y todavía hay quien cree que los videojuegos no son un deporte
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Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

Una vez Yahir intentó contarle a alguien a qué se dedica. Como jugador profesional que pertenece a una escuadra de League of Legends, debe vivir y entrenar bajo el mismo techo de todos sus compañeros de equipo en la colonia nápoles en Ciudad de México. Su amigo no le entendió en lo más mínimo, así que solo atinó a preguntarle si eso era algo como jugar Candy Crush.

Yahir tiene 26 años, lleva cuatro años en la escena de los esports en México y pertenece a XTEN Esports, escuadra a que integran también Horacio, Héctor, Leo, Daniel y Harvey, todos ellos con resultados parecidos cuando intentan explicarle a algún conocido que no pertenece a la industria, su rutina diaria de entrenamientos. En aquello concuerdan todos: lo que hacen a diario es entrenar. Se preparan, afianzan estrategias, afinan comunicación, siempre comandados por el mayor de todos, el coach del equipo de nombre Luis que también tiene 26.

League of Legends es un videojuego en línea, uno en donde los equipos están compuestos por cinco posiciones: carril superior, jungla, carril central, carril inferior y soporte. Uno tan grande como para que, en la liga principal de Chile, cada jugador gane, como mínimo, 5,000 dólares por temporada, con duración de cuatro meses. Los más experimentados sin embargo alcanzan los 10,000.

En México la escena está menos desarrollada. Yahir, como sus compañeros de equipo recibe su respectivo sueldo mensual, pero además el equipo le facilita una casa con todo el equipo y aditamentos necesarios para hacer entrenamientos diarios. Esto es, desde los más avanzados equipos gaming, hasta internet con 150 Mbps, sin olvidar la latencia más baja disponible para conectarse al servidor de Miami, el mismo que conecta a los jugadores de Riot, desarrollador de League of Legends.

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De izquierda a derecha: Yahir, Horacio, Harvey, Héctor, Leo y el coach Luis.

Todos ellos viven y entrenan en la misma casa. Ahí, con crocs, short y playera de XTEN, Yahir y sus compañeros nos reciben. El cuartel general tiene nombre para este y todos los demás equipos de esports. Las 'gaming house' están pensadas para que los deportistas del teclado entrenen, vivan y se preparen con todo lo que necesitan, para que se conviertan en los máximos exponentes de México y América Latina de League of Legends.

La rutina del gamer profesionista

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En México hay esencialmente dos temporadas al año de League of Legends. Se les conoce como split, en donde la primera es de enero a abril, y la segunda de junio a agosto. XTEN se prepara para los encuentros finales de la segunda temporada, luego de haber vivido, entrenado y jugado en su 'gaming house' de la nápoles por medio año ya. La rutina, como la explica Luis, no es tan laxa como alguien que no está familiarizado con videojuegos podría pensar.

Acomodados en cinco cuartos, están los seis jugadores de la escuadra, el coach y el manager del equipo (sí, hay un manager). Es un departamento amplio en una zona de clase media alta en la que los mejores servicios no faltan. La tarea de los chicos comienza a la una, cuando es momento de comenzar con el entrenamiento.

Por espacio de tres horas Luis, el coach, los observa, ensimismado en ellos y en su pantalla. Una, dos, tres partidas, de aproximadamente 40 minutos de duración cada una. Luis mira atento la partida, mientras el resto de la escuadra se da indicaciones a través de sus diademas, siempre sin apartar la vista del monitor, sin voltear a ver al de a lado que está a no más de 20 centímetros de lejanía.

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La escuadra entrenando, en sus estaciones de trabajo.

Cuando la partida termina, las indicaciones comienza. Luis tiene apuntes para todo el equipo que se toma apenas unos minutos para estirar las piernas y vuelve a la acción. Entre cinco y cinco y media de la tarde el entrenamiento se detiene, los chicos deben respirar para continuar. Algunos salen a caminar, otros se suman a la ida diaria a la tiendita de la esquina. Deben darse prisa, el siguiente tramo de entrenamiento comienza a las seis de la tarde.

Como en una oficina cualquiera, los trabajadores tienen que estar de vuelta, sentados en su silla de oficina, una que, eso sí, al ser especializada para largas sesiones de juego tiene toda pinta de ser más cómoda que la de un profesionista regular. La sesión de trabajo no termina hasta pasadas las nueve de la noche, cuando comienzan los entrenamientos individuales.

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Luis, por completo absorto en el juego del equipo.

"Los mejores jugadores juegan por las noches" explica Luis. "Nosotros jugamos en el servidor de Estados Unidos y Canadá, ellos entrenan y terminan como a las ocho y juegan individualmente después de las ocho, es cuando mejores entrenamientos individual hay".

Son entre tres a cuatro de la mañana, y los golpeteos al teclado mecánico se siguen escuchando en un edificio de la nápoles. Podría ser cualquier miembro del equipo, pero Héctor, proveniente de Guadalajara, seguramente es el responsable, toda vez que es el que siempre permanece hasta el final de la jornada, solo para seguir jugando.

El desvelo le pasaría factura en cualquier trabajo normal, pues le sería casi imposible estar totalmente despejado para las nueve de la mañana. La buena noticia es que el entrenamiento, tal y como la rutina de todos los días lo dicta, comienza hasta la una de la tarde.

El cibercafé de 50 pesos al día

Héctor tiene apenas 19 años, pero no es un novato. Su historia es de lo más curiosa. Cuando iba en la secundaria aprovechaba los 50 pesos que le daban para gastar e iba y rentaba en un café internet no tan lejos de la escuela un día completo de internet. "Comencé con Dota" explica, acercándose a jugadores más veteranos que le enseñaron las viscitudes del juego.

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Reconoce ríendo las dificultades de jugar en un lugar tan público, la gente, los periféricos, y desde luego la conexión. Pero con todo y todo no pasó mucho hasta que un streamer detectara su talento natural. No solo le ofreció cobijo a Héctor cuando decidió que quería dedicarse a los deportes electrónicos sino hasta techo, pues la familia de Héctor estaba obstinada en que terminara su carrera profesional en una universidad con título de licenciado de por medio.

Héctor, a sus 19 años, sigue jugando hasta las cuatro de la mañana, y no tiene empacho en imaginarse toda una carrera profesional en torno a los esports.

Por comida no hay que preocuparse: la 'gaming house' de XTEN cuenta con los servicios de la señora Ángeles, quien se dedica a tener preparada la casa y la comida en todo momento

Todos los integrantes están inscritos en la Liga de Videojuegos Profesional, la misma que rige las reglas para los encuentros y ligas que se desarrollan en cada país. El equipo de XTEN en México es en realidad una subdivisión del equipo principal que tiene sede en Chile. Entre los requisitos para entrar, además de pertenecer a una escuadra y el trámite burocrático, está el ser diamante tres en League of Legends, el nivel más avanzado, por supuesto.

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Los equipos además deben tener cuando menos dos participantes extranjeros. Harvey y Daniel son los de XTEN, en donde el primero es de Venezuela y el segundo de Costa Rica. Ambos, de 21 años, también encontraron reticencia en su familia. A Daniel incluso le dieron un ultimátum con plazo definido de dos años para dejar de jugar. La presión se hizo sentir en su último split antes de unirse a XTEN, por lo que entre su familia y sus resultados decidió abandonar League of Legends por un tiempo.

No mucho tiempo después Daniel vive de planta durante ocho meses al año en la nápoles, yendo a comer tacos a un puesto de insurgentes en donde los campechanos son los más populares en la escuadra.

El equipo, asegura Luis, es más unido que nunca. Podría sonar a presunción que se da a la prensa enmedio de una entrevista al equipo, pero el ambiente de camaradería se siente desde que se entra a la 'gaming house'. El equipo tiene ya medio año trabajando y viviendo juntos, y aún así siguen saliendo de fiesta juntos, haciendo la oficial caminata a la tienda de la esquina entre entrenamientos juntos, y hasta viendo series juntos cuando es momento de estirar las piernas y clausurar el día.

Para desestresarse, el equipo también juega. Entre los títulos más repetidos en la plática está Monster Hunter, Cuphead, Dota y hasta Pac-man
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El estar uno a uno todos los días les ha permitido desarrollarse rápidamente en un juego cuyas reglas de operación se actualizan cada par de semanas. La mejor dinámica de los equipos en colectivo, es una de la que no pueden presumir otros que se dedican a los juegos de peleas.

El mejor jugador de KOF de México

Rolando Neri, mejor conocido como Violent Kain, es mundialmente conocido por su combo de rekkas con Iori en King of Fighters. Apoyado por Texas Crew y por Team Delta Fenix, su última participación fue en el Neo Geo World Tour en el mes de julio, en donde consiguió consolidarse dentro del top ocho de jugadores de todo el mundo, aunque siga sin tener el suficiente apoyo para vivir por completo de jugar.

Rolando nos recibe en la que es su 'gaming house', el cuarto que sirve como sótano de su casa, con techo bajo, tres focos de luz blanca y media docena de sillas de plástico. Este es el lugar que ha tomado como base de entrenamiento para jugar en línea y hacer tres transmisiones en vivo a la semana a través de sus redes sociales, los días martes, jueves y sábados. Los martes se dedica únicamente a peleas online de KOF XIV, el jueves organiza sesiones de juego con títulos retro y el sábado finalmente abre las puertas sin malestar alguno a todo aquel que decida ir hasta su casa para jugar con él.

"Hemos recibido gente que llega de Cuernavaca o de Chiapas y que de la nada nos dice que ya están aquí para jugar" cuenta su manager, Tania Moreno.

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Rolando comenzó a jugar, como muchos de la generación, en una máquina arcade de farmacia. A su disposición había una más en un mercado cercano a la que solía acudir con su hermano mayor y amigos de la colonia. Su primer torneo fue hace 17 años, uno presencial de King of Fighters en el famoso local 'Flash' de metro insurgentes. 9 años después, al ingresar al torneo de King of Fighters XIII organizado en un local cerca de Metro Zapata, se dio cuenta de que su vocación estaba con una triada encabezada por Iori y Kyo.

Fue hasta que llegó el EVO de 2016 que Rolando se vio en la necesidad de hacer su decisión de carrera más dramática hasta el momento. Ingeniero en electrónica y telecomunicaciones, tenía un trabajo fijo con la seguridad que otorga una empresa trasnacional de la cual tenía ya seis años formando parte. Pero cuando su permiso para faltar e ir a participar en el EVO 2016 se vio cancelado, Rolando decidió renunciar a la certidumbre del empleo fijo, para comenzar a hacer freelance para financiar sus viajes y participaciones en torneos mundiales.

"No me considero profesional, porque todavía no vivo de esto", dice Rolando. Su entrenamiento es muy distinto al de escuadras del tamaño de XTEN, pues se basa principalmente en ver videos y "entrenar más la mente". La mayor preparación que tiene al jugar es la que consigue con la gente que viaja de todas partes para jugar en casa de sus papás los días sábados, puesto que los combates en línea de los días martes tienen las dificultades de conexión propias del internet doméstico.

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Rolando admite, sin problema alguno, que le hace falta mucho entrenamiento. Esa es, apunta, la principal diferencia con jugadores asiáticos. "Ellos sí pueden dedicarse a entrenar y vivir de esto. En México en cambio está el tabú de que si juegas eres un vago, aún con que los videojuegos ya son socialmente aceptados, la mamá del jugador va a seguir pensando lo mismo".

Pero Rolando no cree que el tabú hacia los videojuegos como forma de ganarse la vida tenga que ver con una cuestión generacional. Como Daniel de Costa Rica, como Harvey de Venezuela, como Héctor y Leo de Guadalajara, Rolando, en una categoría distinta de gaming, sigue siendo animado por su familia a dejar de lado las competencias de esports y dedicarse a un trabajo más formal, más convencional, con más certezas, alejado de los botones y las teclas.

Luis, el coach de Xten, está muy al tanto del tabú, el mismo que demerita las sesiones de entrenamiento que tiene cuatro veces a la semana con los chicos de la escuadra de League of Legends de Xten. "No es la primera vez que soy coach" dice, no solamente se refiere a videojuegos, sino que en realidad Luis fue entrenador de futbol americano. A su vez, practicó karate y fútbol soccer, y asegura que el paso por los deportes le ha enseñado que la tarea de entrenador en todas las disciplinas no es diferente.

Él explica: "Aprendí mucho de mis entrenadores de todas las disciplinas para serlo yo hoy (...) es lo mismo acá, tienes que ver cómo vas a acomodar tus piezas en el juego, en el tablero, es pensamiento estratégico para ver cómo vas a ganar. Se trata de aprovechar las individualidades del equipo para ganar".

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En su modesta 'gaming house', Rolando acepta a todo el que quiera jugar contra él.

Aunque Rolando no cuenta con la infraestructura de Xten, al menos tiene a la mano a su familia. La cuadrilla de Xten ha decidido separarse de sus respectivas, incluso aunque algunos tengan apenas los 19 años. Casi todos ellos pasan de 12 a 14 horas frente a un monitor tecleando con fuerza, atentos al juego, dando y recibiendo instrucciones a través de una diadema, y casi todos encontraron resistencia en propios y conocidos.

La próxima temporada de League of Legends terminará a finales de agosto. En septiembre habrá encuentros regionales, en donde el equipo tiene la posibilidad de ascender a la liga principal que se desarrolla en Chile. Cuando los encuentros terminen, al finalizar septiembre todos regresarán a sus estados y países de origen para visitar a sus familias, hasta la próxima temporada.

Cuando a Yahir le pregunta a qué se dedica, ya solo dice rápidamente que a los videojuegos, sin entrar en detalle. A veces ya solo basta con decir que le va bien, y su interlocutor asentirá sin más satisfecho.

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De acuerdo a Newzoo, los esports por primera vez generarán mil millones de dólares en 2019. El crecimiento es abismal con 26.7% anual en promedio. De hecho, se estima que las audiencias de esports crezcan para llegar a los 453 millones en el globo, lo que explica la implosión comercial con ligas, equipos y marcas alrededor de los esports en México y en el mundo.

La tendencia seguirá en aumento, hasta los 1.6 mil millones de dólares para 2021.

En México cada vez hay más gamers generando industria. Xten y Rolando Neri son un ejemplo de la prominencia que México adquiere en el segmento a nivel mundial, con exponentes como Sergio Ramos en Clash Royale y MK Leo para Super Smash Bros. quien recientemente fue declarado campeón del torneo de videojuegos de pelea más importante del planeta.

Esta es una investigación de Xataka México, para la reproducción parcial o total es necesaria la atribución a Xataka México mediante un enlace directo (sin “nofollow”) a la página individual del sitio donde se publicó dicho contenido originalmente.

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