Cuando se trata del Bugatti Chiron, lo último que uno imagina es que un detalle tan básico como un portavasos se convierta en un problema. Pero eso fue exactamente lo que ocurrió con una propietaria de este hiperdeportivo, que cuando salió a la venta en 2016 tenía precio base de 2.4 millones de euros, aproximadamente 50 millones de pesos.
Shannon Ralston, empresaria de Texas, expuso en redes sociales su frustración tras derramar una lata de Red Bull sobre los exclusivos asientos de su Chiron color blanco. ¿La solución? Un portavasos diseñado a medida, cortesía de Bugatti.
El Bugatti Chiron es una obra maestra automotriz, capaz de alcanzar los 420 kilómetros por hora y equipado con un motor W16 de 8.0 litros que genera hasta 1,500 caballos de fuerza. Sin embargo, como muchos hiperdeportivos, sacrifica lo práctico por lo extremo.
Shannon, al no encontrar dónde colocar su bebida, recurrió a Instagram para pedir a Frank Heyl, director de diseño de Bugatti, una solución personalizada. Para sorpresa de muchos, Bugatti respondió positivamente y se comprometió a crear un portavasos que no comprometiera la estética ni la funcionalidad del vehículo.
El diseño del portavasos, mostrado por Heyl en redes sociales, está perfectamente alineado con el diseño de Bugatti. Se trata de un inserto que encaja en la puerta del Chiron, fabricado con impresión 3D. Tiene capacidad para una botella de agua y una lata de Red Bull, respetando la paleta de colores del automóvil, que en este caso combina blanco y rosa. Además, el accesorio incluye el nombre de la propietaria grabado.
El negocio de los accesorios para vehículos
Este portavasos, aunque todavía en fase prototipo, estará listo para enero. Si Shannon lo aprueba, Bugatti podría fabricarlo en materiales premium como fibra de carbono.
Más allá de resolver un problema práctico, esta iniciativa abre la puerta a un potencial negocio de accesorios personalizados para hiperdeportivos, un negocio que proyecta un valor de 355 billones de dólares para 2033, según información de Yahoo Finance.
En el pasado Tesla también tuvo problemas con tener un lugar para que la gente que compraba sus autos dejara bebidas. Esto llevó a la compañía de Elon Musk a rediseñar por completo los portavasos del Model S y Model X para cumplir con las exigencias de sus clientes.
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