Patrick devolvió un coche rentado en el aeropuerto de Atlanta sin imaginar lo que vendría después. A los pocos minutos recibió un aviso en su correo. La empresa le exigía más de 7,000 pesos por un raspón de apenas dos centímetros en una llanta, reporta The Drive.
El hallazgo no lo hizo un empleado. Fue un túnel con inteligencia artificial de la empresa UVeye equipado con cámaras de alta resolución. En segundos creó un modelo 3D del auto y señaló el daño. La decisión ya estaba tomada. Este tipo de estaciones ya funcionan en varias sucursales de Hertz. La promesa es clara: reducir tiempos y costos en las inspecciones.
El conductor solo pasa por el túnel con IA y la máquina hace el resto. El sistema analiza bajos, carrocería y neumáticos en segundos. Busca clavos, grietas, fugas o abolladuras que una persona difícilmente detectaría. El ojo humano queda relegado frente al algoritmo.
La factura de Patrick incluía cargos adicionales. No solo la reparación de la rueda, también una tarifa por la detección automática y gastos administrativos. En total, el cobro superaba los 8,072 pesos. La molestia no se debe solo al monto. El cliente asegura que el proceso se sintió arbitrario. Nadie le explicó los detalles en persona. Todo ocurrió de forma automática y sin espacio para reclamos inmediatos.
Hertz sostiene que esta tecnología ofrece transparencia. Afirma que evita discusiones entre clientes y empleados. Según la empresa, los datos objetivos eliminan dudas sobre la responsabilidad de un daño. Pero la percepción pública es distinta. Nadie quiere un proceso automatizado que te haga perder dinero sin razón aparente.
Túnel con IA usado por Hertz.
¿Un futuro tecnológico a costa de tu dinero?
Historias como la de Patrick se vuelven virales porque exponen un desequilibrio evidente. La inteligencia artificial no perdona y convierte defectos mínimos en multas desproporcionadas.
La pregunta ahora es si este modelo llegará a México. Las rentas de autos podrían volverse un campo minado para viajeros que no estén atentos. A simple vista, parece que el futuro promete velocidad y precisión, pero también polémica y desconfianza.
Fotos | UVeye
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