El 15 de abril, Corea del Norte celebró el llamado "Día del Sol", que conmemora el natalicio de Kim Il Sung, fundador del país y abuelo del actual líder, Kim Jong-un. En este contexto, el país inauguró la tercera etapa del distrito residencial Hwasong, en Pionyang. Se trata de un proyecto que añade 10,000 nuevas viviendas a la capital norcoreana y forma parte de un plan a cinco años anunciado en 2021 que busca construir 50,000 viviendas en la ciudad.
Por supuesto, la fecha no fue elegida al azar, sino como una forma de reforzar el simbolismo de prosperidad y modernización que el régimen de Kim Jong-un busca proyectar no solo dentro sino fuera del país. La inauguración de este "pequeño Manhattan" es parte del comienzo de una reapertura controlada de Corea del Norte al exterior luego de cinco años de cierre de sus fronteras debido a la pandemia.
Lujo por fuera, desigualdad por dentro
El proyecto de Hwasong se suma a otras urbanizaciones recientes, como Mirae Scientists Street y Songhwa Street, la cual alberga la segunda torre más alta de Corea del Norte, completada en 2022. Las imágenes que hay de este distrito muestran modernos edificios una arquitectura urbanísticamente imponente, como dos torres unidas por un puente elevado. Sin embargo, la fachada de lujo es solo eso, una imagen que dista mucho de la realidad.
De acuerdo con un reportaje de CNN, en Corea del Norte la vida en pisos altos es muy complicada debido a frecuentes cortes de energía que vuelve los ascensores completamente inútiles. Esta es la razón por la que los departamento en Hwasong se asignan con relación a la edad de los residentes: mientras que los jóvenes ocupan los pisos altos, a los ancianos se les destina a los niveles bajos.
Puede que Pionyang goce de mejores condiciones de vida en zonas rurales y ciudades mineras. No obstante, las viviendas en estos lugares aún son precarias, con acceso limitado a la electricidad, agua potable o servicios de saneamiento básico. Actualmente existen nuevos proyectos en pueblos mineros y zonas rurales, pero en estos trabajan soldados y civiles en condiciones injustas y sin remuneración económica digna.
Construcción militar
En Corea del Norte, el Ejército Popular desempeña un rol central en el rubro de la construcción. Con más de 1 millón de soldados en servicio activo y un sistema que los obliga a formar parte de las fuerzas armadas al menos 10 años desde los 17 años, la mano de obra militar es lo que impulsa este tipo de obras. Esto no solo se debe a la magnitud de los proyectos, también es una parte esencial de una estrategia ideológica: cada vivienda se convierte en una pieza de propaganda que refuerza la imagen del Estado como fuerza modernizadora.
Incluso después de cumplir su servicio, los exsoldados suelen ser integrados a fuerzas paramilitares civiles, lo que consolida un sistema en el que la población permanece sujeta al control estatal a través de estructuras de obediencia militar. La urbanización, por tanto, no solo responde a necesidades habitacionales, sino también a mecanismos de vigilancia y contención social.
Kim Jong-un se ha involucrado mucho en el diseño y planificación de este distrito, esto con la finalidad de reforzar la narrativa clásica del régimen que asocia cada logro con su dirección personal. Y es que en el país incluso las viviendas están pensadas para fortalecer el sistema de privilegios norcoreanos: las viviendas en el país se asignan a personas leales al régimen o consideradas estratégicamente útiles, como científicos, ingenieros o allegados del partido.

Fachada de "cristal"
Por si fuera poco, expertos han mostrado su preocupación por la calidad de los materiales de construcción y la supervisión técnica de estos proyectos. No es para menos, ya que a pesar de que el régimen presume la velocidad con la que se levanta un rascacielos, el recuerdo del derrumbe de un edificio en Pionyang en 2014 (el cual presuntamente albergaba a decenas de familias) hace saltar las alarmas sobre los riesgos de una construcción acelerada sin controles adecuados.
Desde esta perspectiva, Hwasong no es solo un distrito residencial. También es una muestra de cómo Corea del Norte intenta proyectar modernidad, mientras que busca ocultar los serios problemas que aquejan a su población local, como la escasez, control y la desigualdad estructural que deja a muchos fuera de la fiesta de la modernidad.
Imagen de portada | KCNA.
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