Cada vez es más común escuchar, leer artículos o encontrar videos sobre congelar el pan. Aunque se ha dicho que esta acción trae consigo beneficios, por lo que se le puede considerar un hack rotundo, también surgen dudas: ¿realmente es buena idea? ¿Repercute en nuestra salud? Respuesta rápida: se tiene que hacer bien.
Pérdida de propiedades. Al igual que con muchos otros alimentos, el congelar el pan tiene el objetivo principal de preservarlo en buen estado durante un mayor lapso de tiempo. Sin embargo, persiste la incógnita de si esto afectará a los beneficios del mismo. La nutricionista Nuria Romero en Ideal lo explica:
"Podemos estar tranquilos, porque el pan al congelarlo no pierde propiedades nutricionales. Aunque sí que a veces puede verse afectada su textura o sabor".
Tipos de pan. Ahora bien, no se trata de solo meter una bolsa de pan de caja recién comprada en el supermercado. La experta recomienda tipos de pan específicos que resisten este tipo de preservación. Destacan los integrales o de centeno, los cuales pueden mantener su textura y sabor si se descongelan en el horno o una tostadora.
"Aquellos menos tostados, ya que son las que aguantan mejor el equilibrio de humedad entre la corteza y la miga".

Cómo congelar el pan. Como mencionamos en un principio, el problema no es congelar el producto, sino hacerlo de la manera correcta. A grandes rasgos, es meramente sencillo pero se deben seguir una serie de pasos para que se mantenga en óptimas condiciones y, a su vez, no termine con malos olores, sabores u hongos.
- Escoge un pan fresco y a temperatura ambiente.
- Cortarlo en pequeñas porciones o rebanadas que faciliten guardarlo.
- Empaquetarlo en una bolsa hermética con el mínimo de aire en su interior.
"Es importante congelarlo rebanado y en bolsa hermética apta para ello. Así evitaremos que pueda coger algún tipo de olor o gusto desagradable".

¿Y para descongelarlo? En primera instancia, la opción más práctica es hacerlo a temperatura ambiente. Solo es necesario ponerlo sobre una rejilla para no acumular humedad. Otra opción es envolverlo en un paño de tela y meterlo al microondas por 10 o 15 segundos. Si se quiere una textura crujiente, se puede ponerlo en la tostadora.
La magia de congelar. Ahora bien, entre las bondades de meter el pan al congelador es el hecho de reducir su índice glicémico. Con ello se pueden evitar los picos de glucosa en la sangre lo que puede resultar beneficioso entre personas con diabetes o quienes tienen resistencia a la insulina. Tal como apuntala gastroenteróloga Karen Alarcón Fuentes:
"Gran parte del carbohidrato del pan va a convertirse en fibra prebiótica. Algo que no solo beneficia tu microbiota, sino que también va a regular tu glucosa en sangre".
¿Realmente funciona? No está claro del todo. Como señala Liliana Fuchs en Directo al Paladar, a pesar de las bases científicas, en la práctica no sirve. La idea se basa en que el almidón resistente del pan puede funcionar con un efecto similar a la fibra, pero al final no se ha demostrado que la congelación reduce el índice glucémico.
"El beneficio más cacareado por estos vídeos se refiere a la supuesta transformación del pan en un prebiótico. [...] Así, el pan que haya pasado por la congelación sería más digestivo y tendría efectos positivos en la salud. Sin embargo, nada de esto está respaldado por la ciencia".
Al final, parece que todo depende de los gustos y comodidades. Si en tus manos está la posibilidad de congelar el pan, puedes hacerlo sin problema alguno. Sin embargo, parece que no tiene un beneficio extra como tal. En caso de que lo hagas, también podemos mencionar que te puede durar hasta seis meses en el refrigerador.
Ver 0 comentarios