Uno de los caballos de batalla principales con los que se enfrenta el emprendimiento social es la rentabilidad, que nos lleva a poner en perspectiva este fenómeno y enfrentar la dualidad entre hacer el bien y generar ganancias.
¿Es ético obtener beneficio de la solución de los problemas sociales? ¿Es viable mantener un modelo de negocio que se centra, generalmente, en atacar los problemas de las personas más desfavorecidas?
Éstas son algunas preguntas que les formularon a los jóvenes que participan en The Venture, iniciativa mundial de Chivas que recompensa a los emprendedores sociales, y que forman parte del tercer webisode de la serie "How to Save the World (and Get Rich Trying)" (Cómo salvar el mundo mientras intentas hacerte rico) de The Venture.
Y es que al ser un fenómeno que apenas se está haciendo tendencia a nivel global, todavía se empiezan a definir los conceptos que lo rigen.
“¿Puedes volverte rico con un emprendimiento social? Sí, por supuesto que lo creo. Y no debemos sentirnos culpables, ya que igual que las iniciativas empresariales convencionales, el emprendimiento social tiene exactamente la misma dinámica y la misma oportunidad de hacerse sustentable y rentable”, nos cuenta Sam Duncan, Head of Impact de Leapfrog Investments, quien creó un fondo que invierte en negocios en 21 mercados emergentes de África y Asia y ha logrado incrementar la rentabilidad de estas compañías en 40% en 2013 y en 60% en 2014.
En el tercer webisode de esta serie presentada en México, Sam explica que no existe conflicto de objetivos entre las ganancias y el propósito, ya que todo el modelo de negocio propone una sinergia, además de que los resultados sociales acentúan la rentabilidad financiera.
Ganancias, un resultado inevitable
“Quienes no estén conscientes del papel de las ganancias tendrán un despertar brusco. No estamos vivos solo para respirar, sino que respiramos para estar vivos. Las ganancias son el oxígeno del motor y no son la única finalidad de la vida de una empresa”, explica frente a la cámara Soushiant Zanganehpour, Director de Tribeca Consulting Group, firma de consultoría en estrategia operacional para empresas centradas en conseguir un impacto positivo a nivel social y medio ambiental.
Para Guilherme Lichand, cofundador de MGov, plataforma móvil para el diseño de políticas eficaces y evaluación de impacto, estos dos factores ni siquiera los considera opuestos. “No veo ningún conflicto entre hacer el bien y generar ganancias”, nos cuenta este emprendedor que ha sido nombrado por el MIT Technology Review dentro del top 10 de los innovadores brasileños menores de 35 años.
Y como cualquier negocio de cualquier índole, para seguir vigente es necesario invertir continuamente. “Necesitamos tener ganancias. Es el aporte a nuestro modelo: crecimiento sustentable e impacto social y sustentable”, afirma David Gluckman, Director de Lumkani, empresa sudafricana que ha desarrollado un detector de alerta temprana de incendios para asentamientos marginales, con el fin de evitar daños y destrucciones por la propagación del fuego y que a la fecha han logrado distribuir más de mil dispositivos en comunidades de Ciudad del Cabo.
La demanda del mercado
Para un emprendedor social, la capacidad del mercado supera a los de los negocios convencionales. En palabras de Leticia Gasca, fundadora de Fuck Up Nights, iniciativa que promueve los fracasos empresariales para un mayor aprendizaje, “la mayor parte de la población del planeta vive en la pobreza, por lo que es un mercado enorme”.
Y aunque todos los emprendimientos sociales no estén enfocados hacia este rubro, las problemáticas a nivel mundial abarcan múltiples oportunidades.
“Puede ser vivienda, disponibilidad del agua, nutrición, educación… la demanda en el mundo es excesiva. Es prácticamente imposible satisfacerla”, cuenta en el webisode Francesco Piazzesi, fundador de Échale a tu casa, empresa social que ofrece un programa de vivienda digna y ecológica y la mejora de viviendas para comunidades de bajos recursos. “Tenemos el mercado y la demanda”, afirma el emprendedor mexicano.
Con una opinión muy parecida, Christine Souffrant, fundadora de Vendedy US, empresa social que conecta a los viajeros globales con los vendedores ambulantes locales mediante la tecnología móvil, sostiene que luego de la crisis financiera, nos hemos dado cuenta de la falta de liquidez de los mercados del primer mundo. “El crecimiento y la oportunidad son la base de la pirámide”, concluye.
El valor de la constancia
Sobre la dedicación y la implicación personal, definitivamente un emprendimiento social necesita del mismo esfuerzo, constancia y sacrificio como cualquier negocio para dar resultados. David Gluckman lo dice así: “El trabajo es agobiante, es duro. Se trabaja hasta tarde, fines de semana, muchos inversionistas. Todos los días, las 24 horas del día”.
Raúl Aguayo, cofundador de Conuco Solar, coincide con él en cuestión del esfuerzo constante. “Es mucho trabajo arduo. Todos quieren subirse al tren cuando ya está en marcha, pero hacer los primeros pasos es el mayor desafío”, explica este emprendedor sobre su experiencia desarrollando un proyecto de energía renovable en la República Dominicana.
¿La recompensa? La satisfacción de haberlo logrado. O así lo afirma Francesco Piazzesi: “¿Valió la pena? Sí. Cada lágrima, cada desesperado momento. Cada noche sin dormir y cada día de desesperanza ha valido la pena. Así como también los que vendrán”.
Cambiando las reglas del juego
Para el consultor Zanganehpour Soushiant, el papel de la plataforma de The Venture es más grande que el mismo premio. “The Venture busca legitimar este sector de iniciativas de emprendedores sociales. Comunicar que éste es el futuro de los negocios y que estamos invirtiendo en hallar futuros modelos de negocio. La gente debería ganarse la vida y poder invertir en su propia seguridad, mientras resuelven estos problemas importantes en el mundo”, afirma.
Por otro lado, Christine Soufrant lo resume de la siguiente manera: “Con el respaldo financiero de The Venture, es como integrarse a un acelerador. En vez de tardar 10 años, con esta plataforma se logra en 5 ó 3 años”.
Es un hecho que la dinámica en el esquema de negocio cambiará drásticamente para el proyecto ganador de The Venture, aunque el impacto de esta iniciativa de Chivas radica en comenzar a cambiar paradigmas en el mundo del emprendimiento social.