En internet todos los días aparecen miles, si no millones, de imágenes y videos de animales ayudándose entre sí: cerdos empujando de regreso al río a un pez que se quedó varado en la orilla, cuervos compartiendo un gran festín con otros o un simio dando primeros auxilios a otro, etcétera. Casos somo estos llevan a plantearse la duda: ¿los animales son altruistas?
Muchas personas creen que sí, y están convencidas de otras especies son capaces de enseñarnos a los humanos una o dos cosas acerca de la auténtica bondad. No obstante: ¿esto es realmente así o es que simplemente queremos proyectar en los animales nuestros propios conceptos morales? La idea de que el altruismo animal no es sino una forma antropocéntrica de interpretar el comportamiento animal había debilitado el interés de la ciencia en este caso.
La dificultad de definir el altruismo
Desde la biología y la etología, el altruismo se define como una acción que beneficia a un tercero en detrimento de quien la realiza, sin obtener una ventaja directa. Bajo este criterio, muchos comportamientos a primera vista desinteresados cobran otro sentido. Separar el altruismo genuino del simple interés camuflado no es sencillo, porque esas conductas esconden motivaciones menos evidentes, pero egoístas desde el punto de vista evolutivo.
A finales de los años 80, el biólogo Bernd Heinrich observó que, tras encontrar el cadáver de un reno, un grupo de cuervos llamaba a otro para compartir el botín. Aunque podía parecer un acto desinteresado, la explicación era mucho más pragmática: los jóvenes llamaban a otros colegas para evitar represalias. Debido a la acumulación, el cuervo adulto limitaba cualquier tipo de defensa territorial.
Este tipo de comportamientos se repite en otras especies: murciélagos que comparten alimento, perros salvajes que alertan del peligro o incluso hormigas kamikaze que se sacrifican por la colonia. Son conductas sociales que buscan el beneficio de la especie y, por extensión, el propio. En otras palabras: no se trataba de actos de bondad moral en el sentido humano.
Casos de "bondad genuina"
Sin embargo, se han documentado casos de animales que actúan sin un beneficio aparente, como orcas que adoptan durante semanas a delfines con malformaciones. En 2009, en la Antártida, se observó como una pareja de ballenas jorobadas se interpuso entre una foca y sus depredadores, para salvarla de ser devorada y ayudarla a alcanzar tierra firme.
En los últimos 62 años, se han identificado más de 115 encuentros entre ballenas jorobadas y orcas. Algunos especialistas piensan que se trata de respuestas automáticas de defensa o a reacciones ante llamadas de auxilio. No obstante, otras hipótesis señalan que los delfines y los cetáceos poseen capacidades cognitivas avanzadas: pueden reconocer situaciones de peligro ajeno, resolver problemas y tomar decisiones complejas.
La ciencia aún no tiene una respuesta definitiva. No sabemos qué piensan los animales ni si experimentan algo comparable a la compasión humana. Pero tampoco puede descartarse por completo que ciertos mecanismos biológicos impulsen comportamientos desinteresados.
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