El telescopio James Webb tiene un nuevo reto que superar: su inevitable choque con desechos espaciales

James Webb
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Aunque el telescopio espacial James Webb ya se encuentra completamente desplegado, todo un hito después de décadas de trabajo y miles de millones de dólares gastados, aún no se puede cantar propiamente victoria, pues todavía no se encuentra fuera de peligro.

Esto luego de que el equipo a cargo señalara durante una transmisión en vivo las probabilidades de que sea impactado por pequeñas partículas de desechos espaciales, donde el choque con algún objeto (por más pequeño que sea) es prácticamente inevitable.

Estas pequeñas partículas que son conocidas micrometeoros, son fragmentos con un peso menor a un gramo, reto al que el Webb deberá enfrentarse principalmente en su camino a su órbita.

Digamos que un trozo de escombros lo golpea”, menciona Julie Van Campen, ingeniera de la NASA y subgerente de puesta en marcha del Telescopio Espacial James Webb. "Y luego tenemos un problema con que ese impacto rompió uno de los espejos u otra pieza, ¿qué lo protege de que ocurra eventualmente?".

La respuesta es no mucho... lo que ves es lo que tienes
Julie Van Campen
James Webb 2 Imagen: NASA/Chris Gunn

Por otro lado, Michelle Thaller, científica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA que dirigió la transmisión añadió que estos impactos ocurrirán y a lo largo de la vida útil de la misión se registrarán algunos daños en los espejos del telescopio.

Una órbita más limpia.. aunque el camino esté lleno de basura

 A pesar de que estos eventos son algo común en todos los objetos que se encuentran en el espacio, por ejemplo el Hubble y la Estación Espacial Internacional, el James Webb tiene una ventaja (y al mismo tiempo inconveniente) frente a estos.

Para empezar al no encontrarse en una órbita cercana a la Tierra y ubicarse en el Punto 2 de Lagrange o L2 le permitirá estar en un lugar muchísimo más limpio de basura espacial.

Aún así en el determinado caso que se necesiten hacer reparaciones, estas serán imposibles por la distancia a la que L2 se encuentra, a 1.5 millones de kilómetros, por lo que deberá de seguir operativo a pesar de sus problemas.

Si eventualmente sus espejos primario y secundario sufren algún daño, lo suficiente como para desenfocar parte de las imágenes que recopila, se podrán utilizar herramientas correctivas digitales para hacer frente a cualquier aberración que pueda resultar.

El escudo solar que sirve de "barrera" para el Webb

También otra medida de protección la da su parasol de cinco capas. Estas se encuentran fabricadas por un material llamado Kapton, que se encuentra cubierto de aluminio, y en sus partes más alejadas de los espejos incluye un recubrimiento de silicio tratado, que es extremadamente duro.

Parasol James Webb Imagen: Northrop Grumman

Además de que el Kapton es un gran protector solar por sus propiedades térmicas, el diseño le da la oportunidad de proteger mejor el resto de los instrumentos, ya que se interpone entre la parte superior del Webb y el Sol, la Tierra y la Luna.

Gracias a esta posición es posible que cualquier escombro, viento solar o otras fuentes  potenciales de daño puedan ser desviadas por este escudo, que también podría ayudar a absorber los micrometeroritos, e incluso si se desgarra, aún hay más capas que pueden tolerar las "inclemencias" espaciales, junto a sistemas redundantes que permiten seguir operándolo a pesar de ser impactado.

Imagen: NASA/Chris Gunn

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