"Si no estás pagando por el producto, tú eres el producto": alguien que trabajó en Google confirma lo que todos sospechaban

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Tristan Harris, ex diseñador en Google y experto en ética, comentó a inicios de 2020 en 'The Social Dilemma': "si no estás pagando por el producto, tú eres el producto". Aquel documental provocó un mar de opiniones respecto a las redes sociales, pues puso en juicio los impactos negativos de las mismas en la sociedad, desde la manipulación de la opinión pública hasta las afectaciones en la salud mental.

El flujo de información que se recopila de tus cuentas de Google, Facebook, Instagram o TikTok permite a las compañías clasificar tu estado de ánimo e incluso tus preferencias en comida, música, ropa, religión, política y hasta sexualidad. De esa manera, se diseñan anuncios publicitarios que tengan más probabilidad de llamar tu atención, convirtiéndote a ti en el producto.

De acuerdo con las estimaciones, Google generó solo durante 2023 un total de 305.63 mil millones de dólares, con poco más de 237 mil millones de dólares provenientes de los anuncios en su plataforma. Es decir, el 77.5% de sus ingresos son generados por publicidad. Lo mismo sucede con Facebook, compañía que produjo 118.96 mil millones de dólares por la misma vía. Según lo publicado por Statista, la plataforma de Zuckerberg representa el 19% de los ingresos publicitarios generados mundialmente.

Pero, ¿cómo logran eso? A través del algoritmo, el mejor aliado de las redes sociales. En los últimos años hemos podido ver cómo la palabra 'algoritmo' se masificó, así que la pregunta se transforma: ¿qué es realmente el algoritmo?

El algorithmus

Etimológicamente, se proponen varios orígenes para la palabra 'algoritmo', como del latín algorithmus o del árabe ḥisābu lḡubār, que significa "cálculo mediante cifras arábigas". La Real Academia Española (RAE) lo define como un "conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema".

Una definición más computacional la otorga el libro 'Introduction to Algorithms', un reconocido libro que se toma como base en muchas universidades:

"Informalmente, un algoritmo es cualquier procedimiento computacional bien definido que toma algún valor, o conjunto de valores, como entrada y produce algún valor, o conjunto de valores, como salida en un período de tiempo finito. Un algoritmo es, por tanto, una secuencia de pasos computacionales que transforman la entrada en salida. [...] Puedes ver a los algoritmos como una herramienta para resolver un problema computacional en específico".
Bubble Sort Gráfico que muestra cómo funciona el algoritmo de "Ordenamiento de Burbuja" (Bubble Sort), uno de los más populares para comenzar a comprender a profundidad qué es un algoritmo.

Pero si regresamos a las redes sociales, el algoritmo es el programa que define qué se nos mostrará en nuestro feed (flujo personal de publicaciones, fotos, videos, etc.). Se trata de un software que toma como alimentación las cosas que nos gustan, los likes, los comentarios, las búsquedas en Google; para luego decidir qué post, anuncios y productos desplegar. Este tipo de herramientas también son las que definen qué cosas se promocionarán más en sus redes y con qué rapidez.

Instagram, Facebook, 𝕏, YouTube, TikTok y Google son solo algunos de los portales que utilizan algoritmos con la tarea de mostrarte lo que tenga más probabilidad de engancharte. Su tarea principal es mantenerte la mayor cantidad de tiempo posible en su plataforma y, de esa manera, obtener ganancias mediante anuncios y todo tipo de publicidad.

Esta es la razón por la que Tristan Harris menciona que si no estás pagando por algo (en particular redes sociales y buscadores), es porque están utilizando tu información como mercancía. Esto no es necesariamente malo, aunque tiene su connotación negativa, pues un algoritmo bien entrenado por nosotros nos mostrará más del contenido que de verdad nos interesa.

Los problemas del algoritmo

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Sin embargo, hay diversos problemas asociados a los algoritmos. En el libro 'The Hype Machine' de Sinan Aral se menciona que los algoritmos de redes sociales son un conjunto de reglas y procesos que determinan el contenido que se muestra al usuario y cómo se le presenta. Según Aral, están diseñados para maximizar la participación del usuario y el compromiso con la plataforma.

Pese a ello, Aral menciona que también pueden influir en la difusión de desinformación y en la formación de burbujas epistémicas que funcionan como filtro para mostrar contenido que refuerza creencias y opiniones en los usuarios, sean positivas o negativas, algo que puede llegar a afectar la opinión pública y a la sociedad en general.

Encontrarnos con que nosotros somos el producto dentro de las redes sociales puede ser un hecho que te impacte en mayor o menor medida, pero que no dejará de plantear interrogantes respecto a la ética de este tipo de comercio. Siempre surgirá la preocupación sobre la privacidad y el manejo de nuestros datos personales. Después de todo, las empresas recopilan una gran cantidad de información de sus usuarios.

Algoritmos diseñados para maximizar el compromiso del usuario con la plataforma podrían dar prioridad a contenido sensacionalista o directamente información falsa respecto a temas sensibles para el público en general. No por nada Mark Zuckerberg y Meta se han enfrentado legalmente a tribunales y comités legislativos de Estados Unidos y el Reino Unido, especialmente durante el conocido "escándalo de Cambridge Analytica".

Cómo evitar caer en "la trampa"

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Aún con todo ello, hay algunas formas para evitar caer en este tipo de ciclos que nos pueden mantener atrapados en burbujas de desinformación o de publicaciones que no nos agradan. Una de ellas, como lo mencionan en The Voyager, es no vincular redes sociales con otras redes sociales, como cuando iniciamos sesión en portales utilizando Facebook o nuestra cuenta de Google.

La recomendación es utilizar directamente el correo electrónico o el número de teléfono. Asimismo, podemos acceder a las publicaciones que nos interesen directamente en los buscadores de cada red, para así tener más control sobre lo que se nos muestra. De igual forma, la solución más sencilla siempre será minimizar nuestro uso de redes sociales.

Una de las cosas más importantes al momento de utilizar alguna red social es qué tan bien tenemos entrenado nuestro algoritmo y siempre estar dispuestos a investigar si lo que nos muestran es cierto o falso. Y sí, siempre recuerda que el producto en las redes sociales eres tú y tu información.

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