Nuestros ancestros lucharon con el cocoliztli, y nosotros contra COVID-19: la historia de 500 años de epidemias en México

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Nuestros ancestros lucharon con el cocoliztli, y nosotros contra COVID-19: la historia de 500 años de epidemias en México
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Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

México tiene una robusta historia con las epidemias, y pensar que el COVID-19 y el H1N1 han tenido impactos nunca antes vistos en el país, es dejar de lado más de 500 años de historia, en donde una treintena de pandemias atacaron a pueblos precolombinos, a la Nueva España, y ahora a México; y el cómo la enfermedad pasó de ser un mal enviado por los dioses, a una historia de terror para los nativos no inmunizados a las enfermedades de los conquistadores.

Sucede que en tiempos prehispánicos una enfermedad ni siquiera podría ser percibida como lo es ahora. Un mal no era producto de tremendamente pequeños bacterias y virus, sino más bien, de una voluntad divina que castiga y maldice la inferioridad del humano.

Cuando en 1450 un catarro pestilencial se apoderó del Valle de México, a Moctezuma, Netzahualcóyotl y Totoquihuatzin, no vieron más posibilidad que dejar de cobrar impuestos y comenzar a regalar semillas a los más pobres.

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Mientras tanto, la civilización maya también enfrentaba sus propias enfermedades. Los datos son escasos, pero hasta ese momento, nada pudo haber preparado ni al centro ni a la península, de una serie de nuevas enfermedades que vendrían de la mano con una nueva civilización.

La viruela y el sarampión: los precursores de lo peor

La conquista ni siquiera había terminado cuando llegó la epidemia de viruela, en 1520. Los indios la llamado Hueyzáhuatl, que significa "gran lepra". Cuando la enfermedad apenas se propagaba, el terror llegó con la noticia de que Cuitláhuac, a cargo entonces del imperio Mexica estaba muerto a causa de ella.

Lo más común es pensar que la epidemia de viruela comenzó con la visita de algún europeo enfermo, sin embargo, en el artículo 'Historia de las Epidemias en el México Antiguo', Mandujano, Camarillo y Mandujano aclaran que la primera tragedia luego del encuentro de los dos mundos venía en realidad de otro continente.

El conquistador, desesperado por la falta de mano de obra, encontró una fuente de abastecimiento nueva, accesible, económica y en apariencia inagotable: el negro africano. El negro es un nuevo actor en el escenario de las enfermedades, un portador de nuevos y terribles padecimientos que aniquila y debilitan al blanco y al indio por igual. Las embarcaciones llenas de esclavos no sólo transportaban crueldad y sufrimiento humano, sino también las semillas de terribles epidemias y pandemias

Historia de las Epidemias en el México Antiguo

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Conquistadores y esclavos de raza negra llevaban un rato juntos. Sin saberlo, cada raza trabajaba contra reloj para inmunizar a sus propios de las enfermedades de la otra, pero el proceso que hasta entonces debió haber sido gradual, se convirtió en un reto por partida doble para los nativos, quienes no contaban con las herramientas biológicas, los anticuerpos, para ningún tipo de enfermedad de visitantes del otro lado del mundo, sin importar su origen exacto ni su color de piel.

El catarro de 1450 en el centro del país ahora se cree que fue algún tipo de influenza

En el imperio azteca apenas pudieron reaccionar. 'Hueyzáhuatl' fue el nombre que le tuvieron que dar a una enfermedad que nunca habían visto antes, y que ahora conocemos como viruela. Apenas 11 años después del comienzo de la propagación, en 1531, llegó otra epidemia que produjo hinchazón, salpullidos, y altas fiebres; la conocemos como sarampión, en aquel adquirió el nombre de "Záhuatl tepiton" que quiere decir "lepra chica".

Solo 14 años después llegó la primera oleada del cocoliztli.

Epidemias Y Pandemias En Mexico Antes Del Covid 19

Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud qué fue el cocoliztli, pero en el siglo XVI, mató a 15 millones de nativos, lo que significaba para entonces el 80% de la población total. Los pueblos de lo que ahora es México quedaron abandonados, los campos desolados, la tragedia fue general: no hay un solo códice de nativos que no hable sobre la vez que la población fue diezmada.

El cocoliztli, palabra que se utilizaba para referirse a una plaga o epidemia, adquirió un nuevo significado, y se le comenzó a utilizar para nombrar a esta enfermedad que hizo lo que ni el sarampión ni la viruela pudieron.

Ya para los siglos XX y XXI, las investigaciones han arrojado indicios sobre el misterio de la enfermedad. Por la cabeza de científicos han pasado todo tipo de enfermedades, desde fiebre amarilla hasta infecciones virales e inclusive salmonela, siendo esta última la explicación más aceptada que se tiene hasta ahora, aunque por desgracia, no concluyente.

El problema, dicen los investigadores Angélica Mandujano, Luis Camarillo y Mario Mandujano, es que los síntomas parecieron ser de cuadros clínicos variados, así que podría ser una mezcla de varias enfermedades.

Con el tiempo incluso se llegó a suponer que se trató de un tifo endémico presente desde antes de la conquista, que se combinó con el tifo epidémico que vino con los conquistadores, y cuyo agente de transmisor era el piojo y la rata. Ahora lo conocemos como tifo exantemático.

Viruela, sarampión y *cocoliztli. Esas tres enfermedades aterrorizaron a nativos y se convirtieron en epidemias en solo un lapso de cincuenta años.

Alguien debió haber dicho en España que los recién llegados al ahora continente americano estaban maltratando a los nativos. ¿Qué otra explicación para la acelerada mortandad que causaba que nativos murieran a tasas insostenibles? En 1555 Fray Toribio escribió en una carta dirigida al rey que los indígenas habían recudido su número a lo largo de los años "debido a las pestilencias y no al maltrato".

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"Dios castigó a la Nueva España (...) había una multitud de indios, pero las muchas enfermedades y pestilencias que existen en esa región han disminuido en grandes cantidades, y además, porque cuando están enfermos de sarampión, viruela, catarros, flujo con sangre y fuertes fiebres, acostumbran bañarse en los ríos sin esperar a que la enfermedad haya mitigado y por eso mueren. Y de acuerdo con la doctrina cristiana no se les permite más de una mujer, mientras que antes podían tener diez o doce, y por eso no puede aumentar el número de indios"

Mortales tanto la viruela como el sarampión por sí mismos, los nativos comenzaron a temer más del cocoliztli. Y con razón. La oleada iniciada en 1545 fue débil comparada con la de 1576, cuando hubo un resurgimiento de la enfermedad que fácilmente se distinguió de las otras dos epidemias al no producir erupciones en piel.

Sobra decir que los imperios centrales, magnánimes hasta entonces, cedieron con mayor docilidad con el paso de las décadas y las epidemias.

No solo se trató de la caída del imperio azteca, sino de la monumental y escandalosa mortandad entre sus habitantes. Los nativos no tenían herramientas para tratarse por las nuevas enfermedades, y su salud no era prioridad para los recién llegados que tenían sus propias bajas. La escasez de alimentos, semillas y mano de obra se hizo presente durante más de una década, y a los muertos por enfermedad se sumaron los de por hambre.

Sabemos por el Cronista de Tlaxcala, Muñoz Camargo, que la gente cuando empezaba a tener la erupción y sentía las molestias se iba a bañar al río, y lógicamente todos los que se bañaban en el río se infectaban. Incluso al río que está cerca de Tlaxcala lo apodaron río Zahuatl: río de los granos; a la viruela la llaman hueyzahuatl cocoliztli (significa enfermedad que nos da todos, de granos grandes)

Carlos Viesca Treviño, académico del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la UNAM

Moctezuma II visitando las tunbas de sus antepasados 'Moctezuma II visitando las tunbas de sus antepasados'. Óleo sobre tela. Hecha por Daniel del Valle.

El final de siglo sería marcado por una última epidemia combinada, entre el sarampión, la viruela y el cocoliztli. La experiencia de casi 80 años desde la primera epidemia de viruela les habría dado armas suficientes (biológicas y no) para enfrentarse a ella, y, de acuerdo a Mandujano, Camarillo y Mandujano, a pesar de la mezcla de enfermedades la mortandad fue menor.

Los siglos siguientes no dieron tregua. Desde el Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM se dice que a lo largo de los tres siglos se registraron 14 epidemias, en medio de revoluciones, revueltas, y el movimiento nacional de independencia, el país llegó al siglo XIX, con el anhelo de una civilidad que fuera amiga de la salud. Aunque la ciencia estaba cerca, las epidemias lo seguían estando más.

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Una nueva forma de entender las enfermedades

Las epidemias de los siglos del XVII al XIX fueron casi siempre viejos conocidos. El tifo fue el protagonista de una epidemia en 1736, y la cólera llegó al país en 1833, produciendo la muerte de 30,000 personas solo en el Valle de México, de acuerdo a Carlos Viesca de la UNAM. Una más de difteria penetró en México luego de la invasión francesa.

Y estuvo también la influenza. Viesca relata que un nuevo virus se hizo presente más o menos cada 100 años, lo que eventualmente haría que México (y el mundo) se encontrarán de lleno con la gripe española.

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El siglo XX llegó con la promesa de modernidad, pero también se trató del más tormentoso en temas de epidemias. Solo en sus 100 años se duplicó el número de epidemias de toda la época colonial. Mientras que en tres siglos hubo 14 epidemias, de 1901 al 2000 hubo 28 en México.

El panorama sin embargo era prometedor a inicios del siglo: México aparentemente logró erradicar a uno de sus viejos enemigos epidémicos. La fiebre amarilla habría ocasionado su primera epidemia en Yucatán, para 1648 y su avance como problema de salud se consolidó durante el porfiriato.

Por ello, el Consejo Superior de Salubridad hizo una campaña de salud contra el entonces llamado "vómito negro", una macro campaña que contó con el apoyo de empresarios, hacendados, autoridades y población. De acuerdo a Ana María Carrillo de la Facultad de Medicina de la UNAM, este es el evento que marcó la nueva era de la salud pública en el país. La clave para tratar con la epidemia fue entender de donde provino, y entonces, surgieron las primeras teorías de que la fiebre amarilla podría ser transmitida por el piquete de un mosquito, y que el causante en realidad podría ser un enemigo microscópico, y no un mal viento.

La fiebre amarilla fue erradicada en 1911, pero eventualmente consiguió regresar al país implicando cada vez menor riesgo. Ahora sabemos que el mosquito transmisor es el Aedes aegypti que es el mismo que transmite el dengue, que sigue siendo un problema grave de salud en México y cuyo caso se agravó en 2019.

La gripe española: Cuando una pandemia se cruza con la Revolución

La salud del país no tuvo tiempo de respirar. En la misma década del estallido de la revolución llegaría la segunda epidemia más peligrosa en la historia del país, solo después del cocoliztli.

La gripe española en 1918 provocó medio millón de muertes en México y de 21 a 50 millones en total en todo el mundo. Solo en Estados Unidos murieron 675,000 personas, más que el total de víctimas de la Primera y Segunda Guerra Mundiales, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam juntas.

El virus tomó por sorpresa a un planeta que todavía no terminaba su primer encuentro armado de escala mundial. Se cree que se originó en Estados Unidos, de donde soldados que iban a encontrarse de lleno a la guerra ayudaron a dispersarla. El virus no respetó bandos, color de uniformes, o banderas en el hombro; tampoco respetó los patrones establecidos por los que niños y personas de la tercera edad serían los principales afectados.

Los principales afectados fueron jóvenes entre 20 y 40 años, quienes no estuvieron antes expuestos a ninguna influenza antes en su vida.

1200px Grupos Vulnerables Durante La Epidemia De Covid 19 En La Ciudad De Mexico

Lo que sabemos ahora es que se trató del regreso de la influenza, en específico de un virus tipo A, el mismo subtipo del H1N1. El mundo no estaba listo para él: no solo se era que no estaba claro las formas de contagio y combate a la enfermedad (aunque en México se aconsejó guardar distancia, también se aconsejó hacer ejercicio "para destruir gérmenes"), sino que los virus tenían menos de 20 años de haber sido descubiertos por Dimitri Ivanovksi.

"Uno pensaría que con el avance de la ciencia médica, las epidemias disminuirían, sin embargo, en el momento en el que nos concentramos en ciudades, la enfermedad se transmite más fácilmente"

David Romero Camarena, del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM

La actividad comercial fue clausurada: se cerraron cines, teatros, centros de reunión, iglesias y eventualmente escuelas. También se prohibió escupir al suelo y se recomendó siempre toser o estornudar en un pañuelo.

Con todo y recomendaciones, era evidente que México estaba en muy malas condiciones. La guerra civil que ahora englobamos en el capítulo de La Revolución, destruyó campos, industrias, minas y hasta ciudades enteras. Fueron en total 30 años de porfiriato más siete de conflictos por los que el país no atravesaba por el mejor momento de salud institucionalizada. Entre los conflictos y las enfermedades, incluida la gripe española, México se estancó en su población, que pasó de 15.1 millones en 1910 a 14.3 millones a 1921.

Cuatro meses bastaron para que la epidemia contagiara a 20 millones en todo el mundo, y comenzó a llamársele "muerte púrpura" "gripe española" y en específico en México, "peste roja"; su forma de operar fue brutal, luego de llegar al pulmón provocaba una hemorragia y la muerte en solo 48 horas.

En el Distrito Federal murieron 100 personas diarias durante el pico, al igual que en Chihuahua. En Guanajuato fueron 200 decesos por día

La gripe española fue súbita: en marzo de 1918 aparecieron los primeros casos en Estados Unidos, y a México se introdujo en lo que ya era su segunda ola, en octubre de ese año. La infraestructura que México consiguió en las últimas décadas sirvió como forma de introducción del virus: primero por ferrocarril al norte, y muy poco después por barco en Veracruz.

Como en tiempos de coliztli, pueblos volvieron a quedar desolados, pero, a diferencia de cuando la conquista, ahora se debía a un periodo autoimpuesto de cuarentena. México (y el mundo) había aprendido lo suficiente de los contagios para conocer las primeras medidas de distanciamiento social.

1200px Medidas De Sanidad En Los Mercados De La Ciudad De Mexico Durante La Epidemia De Covid 19 2

En octubre de 1918 la mortalidad subió en un 200%, pero tal y como llegó, también se fue: la gripe española mató a medio millón de personas en solo cuatro meses, y en marzo desapareció del país. El nombre con el que es recordado se debe a la rápida propagación en España, lo que hizo que la prensa del país difundiera ampliamente noticias relacionadas con la pandemia.

La gripe española fue el colmo de los males: dejó a México al término de una guerra civil, con pueblos fantasma y millares de muertos. Las y los mexicanos de entonces se las tuvieron que arreglar para resolver el tema del encuentro armado, con las secuelas de una enfermedad que en el momento solo dejó dudas. Ahora, siempre que se revisita el episodio, es difícil distinguir de la mortalidad causada por el proceso revolucionario, de la causada por la epidemia que volvería, en otra presentación, 91 años más tarde.

Un siglo XXI con ciencia y pandemias

En medio del calor y la brisa marina, con una presión que abraza todo, propia de un lugar casi a nivel del mar, en el estado de Veracruz comenzaron a enfermar personas, de lo que parecía una simple gripe. La influenza estacional que corresponde a la etapa invernal aún estaba presente, de forma que los primeros casos pudieron haberse disfrazado rápidamente por una enfermedad más o menos conocida.

Pero las decenas se convirtieron en cientos para finales de 2008, y en marzo de 2009 fue imposible dejar de mirar. Hasta entonces, no habría forma de saber hasta este punto que la fiebre española regresaba, en diferente presentación, como la que ahora, a más de diez años de distancia, recordamos como la pandemia H1N1.

Cinvestav Imagen por el Cinvestav

La localidad fue 'La Gloria': las alarmas se prendieron cuando en un solo pueblo ya había cientos de enfermedades respiratorias, algo poco común considerando que la etapa invernal estaba caducando para marzo. En el Distrito Federal la vigilancia epidémica también comenzó a detectar números anormales, pero de momento solo se pensó que se trataba de un brote tardío de la influenza estacional.

En abril, los científicos comenzaron a armar el rompecabezas. Sucedió lo inevitable: el 13 de abril una persona murió en Oaxaca, luego de haber presentado síntomas de enfermedad respiratoria. El científico Francis Plummer del laboratorio microbiológico del Estado Canadiense fijo su atención en México, y consiguió 50 muestras procedentes de casos en México, incluyendo la del paciente de Oaxaca. "Este es un virus nuevo, no sólo para los humanos, sino para el mundo" dijo Plummer en conferencia de prensa.

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El 15 de abril, a miles de kilómetros de distancia, los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos dieron con su primer caso: una persona en California habría dado positivo por un nuevo virus de influenza A H1N1. La cascada de contagios comenzó: un segundo a más de 200 kilómetros de distancia fue localizado también en California solo dos días después, y siguieron otros dos casos en Texas pocos días después. La alerta rápidamente se convirtió en una global, cuando los Centros de Control de Enfermedades activaron sus protocolos y alertaron a la Organización Mundial de la Salud.

El 23 de abril el entonces Secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos lo hizo oficial: 20 muertos confirmados, más de 1,300 probables casos vinculados a nueva cepa de influenza. En ese entonces se hablaba de influenza de origen porcino, y fue hasta el 4 de mayo que se le refirió como A H1N1. Cientos de soldados comenzaron a movilizarse para repartir seis millones de cubrebocas a habitantes de Ciudad de México. La declaratoria de emergencia fue emitida el 24 de abril por el Presidente Felipe Calderón y un día después Estados Unidos hizo lo propio.

Para el 30 de abril el virus ya estaba en 10 países.

Como sucedió en 1918, la población en la franja de 25 a 44 años era la más susceptible

Visto en retrospectiva, esta es la primera vez que México pudo operar con tal rapidez un operativo de control de enfermedad en toda su historia. La ciencia, los procedimientos de salud y las comunicaciones, todo llevó al país a un punto de entendimiento de las enfermedades y de las medidas para combatirlas que solo pudimos haber soñado hace 600 años, cuando habríamos dado por sentado que la voluntad divina nos habría apuntado con su dedo y no habría más que ver, soslayados, cómo el enemigo invisible cobraba millares de vidas.

La cepa de A H1N1 fue uno que contenía información genética de otros virus de influenza, como la aviar y la porcina de Estados Unidos y la porcina de Asia y Europa.

H1n1 Photo05 Virus H1N1. Imagen por los CDC.

La fase descenso llegó rápidamente. Las primeras actividades de regreso a actividades fueron anunciadas a inicios de mayo, pero nuevos brotes hubo en verano en México. También hubo muchas dudas sobre las cifras oficiales y la forma en que eran recopiladas, no solo en México sino también para la OMS. La declaración de la pandemia se hizo oficial a nivel mundial el 11 de junio de 2009 y fue declarada el fin de la pandemia el 11 de agosto de 2010. Los casos confirmados son de 622,000 y los casos confirmados de fallecidos asciende a 18,449.

La pandemia se controló, en parte debido a la rápida respuesta, a la creación de vacunas para el mes de septiembre, pero también debido a que el virus no fue tan agresivo como se pensó al inicio. El resultado fue una tasa de mortalidad del 1 al 3%. La tasa de letalidad global del COVID-19 es de más del doble, con 6.7%.

A la pandemia no se le nombró "gripe de México" para evitar la estigmatización, aprendizaje que dejó la "gripe española"

No todas las epidemias/pandemias son escandalosas, como las influenzas, la viruela o el cocoliztli. Es probable que casi nadie le piense como una, pero la obesidad es considerada como una pandemia por la Organización Panamericana de la Salud (PAHO por sus siglas).

El tema es que la obesidad no es una enfermedad producida por un agente externo, sino un padecimiento crónico que no se transmite. Quienes tienen obesidad pueden tener enfermedades que se vuelven incontrolables. Solo en 2018 murieron cerca de 80,000 personas por diabetes, que es la segunda causa de muerte en México. El 80% de los pacientes tiene obesidad.

La primera causa de muerte en México son enfermedades del corazón, y de las 113,000 personas que muere al año por esa razón, 50% tiene obesidad.

El INEGI estima que 3 de cada 4 mexicanos tiene obesidad. Antes de la pandemia de COVID-19, el subsecretario de prevención y promoción de la salud, Hugo López-Gatell, apuntó que México es el único país que sin estar en estado de guerra, tiene una reducción en esperanza de vida, y que las dos causas son la violencia y las enfermedades crónicas no transmisibles.

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Una persona obesa es la que tiene un índice de masa corporal superior a 30. El índice de masa corporal se obtiene dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros.

Aún con semáforo de regreso a actividades post-COVID anunciado, la pandemia del COVID-19 no está vencida. En los años porvenir se estudiarán la precisión de las cifras y números de contagios, la idoneidad de las medidas tomadas, y el tremendo paso que estamos dando hacia la conquista de las enfermedades transmisibles.

El 'Quédate en Casa' será vital para conquistar al COVID-19, pero la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 no será, como enseña la historia, ni por asomo la última. La venceremos, ese es un hecho, y viviremos para seguir concentrándonos en cómo enfrentar la siguiente, pero también en qué hacer con las otras epidemias: las que son más silenciosas, las que pueden causar más muertes, las que no se contagian, y que por lo tanto aprendimos a vivir con ellas desde hace décadas.

Imágenes | Munal, Itson, Daniel del Valle EneasMx, Cinvestav, CDMX, UNAM.

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